En casa de mi jefe: Cuarta parte donde cumplo mis deseos - Relatos Eróticos

En casa de mi jefe: Cuarta parte donde cumplo mis deseos

... sentía su fuerte respirar y hasta sus dientes en mis duros pezones rosa oscuro. Como un monigote lo movía y al rato lo atraje a mis labios y con fuerza los junté con los míos. Le di los besos más apasionados que podía imaginar, metía mi lengua al fondo y el también recorría mi boca con su lengua divina, la cual entraba y salía de mi boca. Arreglé su camisa y lo desvestí, quedando solo en ropa anterior estilo antiguo. Sus manos ansiosas y sudorosas recorrieron mis peches, mi cuello, mi espalda, mis nalgas y mis muslos, se notaba muy ansioso y me manoseaba muy rápido por muchos lados, no sabía que hacer conmigo.

Notaba mi cuerpo más caliente que el suyo y sus manos trataban de agarrar partes de mi vigoroso cuerpo, que gracias al gym, era de lujo. Mientras continuábamos nuestros besos bien morbosos. Hacía mucho no besaba a alguien y se sentía muy rico en mi rayita, donde algunos roces sentí sobre la tanga. Mis manos recorrían su cuerpito pálido, algunos vellos tenía en el pecho, brazos y piernas, lo abrazaba con mucha fuerza hacia mi y luego lo dejaba hacer, sus manos estuvieron mas ocupadas en mis pechos, masajeándolos y pellizcando levemente los pezones.

—Pellízcamelos más fuerte!

Y lo hizo, me los tomaba ambos y estrujaba en sus dedos para luego mamarlos como un bebe. Estaba muy excitada por la situación y el control que tenía sobre Braulio, revisaba su entrepierna y notaba que estaba caliente también. Así nos estábamos entreteniendo hasta que sonó la ...

... puerta.

—Braulio estas ahí?. Hola?

Usaba la manilla sin poder entrar. Continuaba molestando.

—Ahora Braulio, ve y dile que no moleste.

—Pero…

—Ve te digo!

Me separé de él y le indiqué la puerta. Semidesnudo, todo besuqueado, y con una erección notoria. Entreabrió la puerta.

—Que quieres mama ¿?¡!

—Oooh Braulio Andrés por dios! Estas con tu secretaria esa. Dios mío…

Se alejó arrancando por el pasillo y escalera. Y rápidamente corrí donde a Braulio le baje los pantalones y me tragué su verga para mamarle a buen ritmo con mis manos recorriendo su torso.

—Aguanta! No te vengas! Me avisas!

—Sii. Sii claro.

De rodillas tenia a Braulio contra la puerta, haciendo un leve ruido de golpeteo. Su pene cabía todo en mi boca, y nos mirábamos de reojo. La solté y me metí sus huevos, mientras su verga tiesa reposaba en mi cara, llegando a mi ojo. Luego la engullí de nuevo y la mantuve toda adentro hasta que me atoré y la solté con un rio de baba. Tosía de lo ahogada y continúe mi faena ahora con mis pechos, los que rodearon su verga mojada y comencé a subir y bajar levemente, podía hacerlo sin problemas, era un leve ejercicio para mi con la finalidad de hacer algo de ruido. En todo momento miraba a Braulio quien gozaba y con sus manos en mi cabeza, cada cierto tiempo miraba al techo entre jadeos.

—Ya casi, ya casi.

Me detuve enseguida y camine como una gata rumbo a la cama, gateando y contorneando mi cuerpo hasta llegar a ella e invitar a Braulio.

—Ahora te toca ...