En casa de mi jefe: Cuarta parte donde cumplo mis deseos - Relatos Eróticos

En casa de mi jefe: Cuarta parte donde cumplo mis deseos

... a ti. Ven. Méteme lengua.

Estaba acostada sobre la cama, sentí abrir mis piernas y hundir su cabeza en mi concha, lo dejé hacer, su lengua era maravillosa.

—uy que rico jefe. Me encanta tu lengua!

Lo incentivaba, yo estaba muy caliente con la situación y quería sacar todo el partido de mí. Mis quejidos y palabrotas eran a voz normal no exageraba nada, pero tampoco me guardaba algo.

—Mmm que rico. Así así así. Aguanta ahí!¡

Puse mis manos en su cabeza y lo presionaba fuertemente.

—Hazme acabar, métemela. Ahí ahí!

Sus manos no las movía de mis caderas, estaba ocupado de entrar y sacar su larga lengua dentro de mi, con la punta de mis dedos abrí mis labios liberando mi clítoris. Bruscamente puse su boca ahí y minutos mas tarde tuve mi orgasmo sobre su boca y con gemidos de placer

—Uhhmmm uhmm. Ay ay! Sii sii… Que bien. Muy bien… que riiico.

Me estiré sobre la cama muy gozosa, mientras Braulio se ponía los lentes de nuevo y sentado en la cama me veía. Quizás no creía tener una mujer como yo en su cama. Su asistente que actuaba como una pornostar.

Al componerme bese a Braulio y probé mi sabor, levemente amargo, y muy aromático. Tomé su verga flácida con mi mano y lo masturbaba. Nos ubicamos, ahora el acostado, y yo encima de él para mamarle la verga de nuevo. Logró una rápida erección y me senté sobre él y con suaves movimientos la introduje en mi concha. Lentamente lo cabalgaba mientras sus manos recorrían mis muslos y caderas, ya que solo sus dedos ...

... tocaban mis pechos. Con mis manos apoyadas en su pecho buscaba su mirada mientras mordía mis labios o sacaba mi lengua, con movimientos ondulatorios y circulares, la hacía gozar cono nunca.

—Oh Bárbara! Eres increíble…

—Te gusta?

—Sii, estas hirviendo por dentro.

Me hablaba a viva voz mientras emitía gemidos y suspiros.

—No te corras dentro!! Avísame!

Le hable fuerte, mintiéndole con la idea de prolongar el acto. Lo follaba con lentos movimientos de mis caderas, con todo mi peso encima, él no se movía y con sus manos manoseaba todo lo que podía. Su pene no salía dentro de mi chocho y mi contorneo me calentaba cada vez más. Pasaron unos minutos sin detener el suave ritmo, estaba muy excitada.

—Mmm que rico. Uhmpf... uhmpf… uhmpf

Gemía y Braulio estaba que explotaba, yo no paraba de mover circularmente mis caderas sobre él.

—Ay ay ay ya ahora!!

Me desprendí de él sentándome en su canilla. Más bien puse mi entrepierna en ella a modo de seguir gozando. Mientras fregaba mi concha en su pierna, Braulio veía sorprendido que le faltaba el último por lo que comenzó a masturbarse.

—No! No no!

Tomé su mano y luego la otra, me puse sobre él nuevamente, pero sin metérmela.

—Ahora viene aquello. Tienes que aguantar ok?!

Él no sabía qué hacer, con mucha fuerza tenía sus manos tomadas por las mías. Esperé un instante, solté sus mano e introduje se verga en mi chocho caliente y húmedo. Y comencé a cabalgarlo fuertemente, soltándome el pelo y moviendo ...