En casa de mi jefe: Cuarta parte donde cumplo mis deseos - Relatos Eróticos

En casa de mi jefe: Cuarta parte donde cumplo mis deseos

... firmemente mis caderas, lo estaba follando a full. Apretaba y soltaba mi vagina y con mis manos sobre él, tomé un ritmo fuerte y acelerado. La cama comenzó a sonar y a golpearse contra la pared. Sin cambiar el ritmo cada vez sonaba más destartalado, puse mis manos sobre colchón a cada lado de su cabeza, el mantenía su boca con los dientes apretados. Nuestro sudor fue en aumento y con el constate ruido, sabíamos que se escuchaba en toda la casa. No tuve piedad con él y aumente mi ritmo apretando los músculos de mi vagina.

—Ahrg ahrg. Ahg ahg.

Sus quejidos y muecas eran una mezcla de dolencia y placer. Yo solo gemía levemente sin aparentar. El sonido de la cama era similar al que los hombres hacen al follar salvajemente, pero era yo quien cogía a Braulio. Había servido mi técnica de cortar su eyaculación, ya que, para mi sorpresa duró bastante más de lo pensado, se quejaba y tocaba fuertemente mis pechos, los cuales estaban a su altura mientras yo me apoyaba en la cama. Mi frenético ritmo me hizo sudar entera y más mis jugos vaginales, tenía a Braulio todo brilloso. Con nuestro hedor y el de nuestros sexos, creábamos al atmosfera perfecta. Siento sus manos en mi cara, apreciando mi rostro, apretando mi cuello y mis pechos. No sé cuánto tiempo habremos cogido así de fuerte, quizás unos 15 minutos?

—Me voy me voy salte!

—No. Dámela, dame tu leche!

Dicho esto siento su semen salir, tratando se apagar el incendio, pero yo no me detuve y seguí moviéndome fuertemente, ...

... siento su leche salir y chocar con nuestros pubis, sintiendo un sonido de chapoteo, su verga continua tiesa y comenzaba a tiritar rígidamente su cuerpo en la cama mientras continuaba mi frenesí. Bajé mi marcha al sentir que acabó su erección y me retire lentamente de encima, me dejo caer a su lado a recuperar nuestro aliento. Extasiado trata de sentarse en la cama apoyando su espalda en la pared, quejándose de dolor.

—Estas bien?

—Ugh uhb, me duele todo.

—Y eso que yo hice el esfuerzo.

—Ja ja sii. Fue la mejor de mi vida.

Dicho esto me incorporo a él y me apoyé en su hombro, acariciando su abdomen, notando que esta todo mojado y su entrepierna brillosa. Él pone su hombro sobre mi con su mano en mi cabeza acaricia mi pelo. Fueron unos minutos así y lo invito al baño, me saco mis ligas y medias y nos metimos a la ducha. En la ducha nos limpiamos cada uno y también mutuamente.

Al secarnos me dijo:

—Me gustaría que te quedaras.

—Braulio, me quedaré hasta que tu madre ya no esté. Esto es solo el comienzo…

—Ah, bueno lo que gustes.

—Así me gusta.

Le di un beso y me puse su bata, bastante pequeña por lo demás, él se puso el pijama. Eran antes de la medianoche y decidimos comer algo. Bajamos y estaba todo apagado, comíamos unos emparedados cuando siento a su madre llegar y hablar enfadada.

—Braulio eres un desconsiderado, grosero y mal educado, estaban mis amigas y se escuchaba todo…

Para abruptamente cuando me vio sentada tomando refresco. Hizo ...