Y finalmente... ella y tu regalo (Tercera parte)
Fecha: 13/08/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... y lamió. Pero Paola desatada, le dijo…
—¿Te gustan las vergas grandes Nenita? —Y ella le dijo que sí.
—¿Y te has comido varias? —De nuevo su respuesta fue positiva.
—¿Y cuantas has probado recientemente? — Paola me guiñaba un ojo, y se sonreía maliciosa. —Acaso nenita mía… ¿Tan solo conformada con la de tu maridito? —Pero Silvia guardó un largo silencio.
-—¿Cuantas? ¡Te pregunte! —Se reafirmó con rigor Paola en su cuestionamiento a Silvia, quitándole el consolador de la boca y acercándolo peligrosamente a la entrada de su vagina, ejerciendo algo de presión sobre los henchidos labios.
—Un… ¿Dos? ¡Aghhh! me he comido dos, ¡ufff! Me follaron dosss ¡Ughh! —Respondió entre gemidos mi esposa, mientras era penetrada despacio por aquel falo de plástico, y tan solo le había introducido la gruesa punta. Pero Paola escupió abundantemente sobre el grueso tallo de aquel consolador y lo deslizó en su húmedo interior con mayor facilidad, sacándole extendidos gemidos a Silvia.
—Mira como estas de mojada deseando pollas, ya te ha entrado la mitad. ¿Quieres que te meta el resto? —Mi mujer respondió que sí, que quería más.
—Vaya puta infiel me he encontrado. ¿Quieres más verga o deseas chupar mejor mi vagina? —Le preguntó Paola, introduciendo casi al completo aquel grueso consolador.
—Aghhh, ¡Jueputaaa! Que ricooo… Sí, quiero verga y… Hummm ¡Siii! Chuparte, lamerteee… ¡Oughhh! Tu cuquitaaa, Dios que ricooo, me gustaría lamerte ¡Dame tu cuquita otra vez! Por favor, por ...
... favooor. —Silvia estaba enloquecida por el placer recibido.
Y a mi esposa le llegó otro nuevo orgasmo, pero mi sádica y cómplice rubia, la continuó penetrando rítmicamente, sin dejarla descansar. Tres, ¿Cinco minutos tal vez? Silvia se retorcía, apretaba sus dientes, intentaba sin conseguirlo, cerrar sus piernas para apaciguar sus electrizantes sensaciones. Alzaba y bajaba la cadera, indecisa entre «un quiero más y un déjame descansar». Ladeaba su cabeza a izquierda y a derecha, como sin encontrar la ubicación deseada. Estrujaba ella misma un seno con su mano derecha, a la vez que la zurda la extendía a su costado, afincando sus dedos como garfios, en el tejido de nuestra alfombra. Levantaba y bajaba el culo, ofreciendo su abierto tesoro lubricado. Exhalaba ansiosa y con ganas de acabar su seductor tormento. Pero los orgasmos le seguían continuados, ramalazos cortos y espaciados, pero seguramente igual de intensos.
Paola sudada igualmente, con su mirada orgullosa, intercambiaba la visión, entre aquella agradecida vagina y la dureza de mi verga resguardada dentro de mis mojados pantalones. Y se reía a la vez que daba un sorbo directamente a la botella de aguardiente. ¡Triunfante!
—¡Anda Nene! mira como estas de tieso. Pero… ¡Aja! Quita esas manitas de ahí. Ni se te ocurra tocarte esa verga, que la quiero toda para mi más tardecito. —Me ordenaba de manera sexy y provocadora, mi hermosa Paola.
Me tocó ponerme en pie, respirar profundamente, tomar otro trago pero ya ...