Y finalmente... ella y tu regalo (Tercera parte)
Fecha: 13/08/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... directamente de la botella, ya que yo también sudaba, sin haber hecho nada. Caminé alrededor de ellas, para observar mejor la penetración. Silvia seguía en medio de sus espasmos, sus piernas bien abiertas y temblorosas…
—¿Entonces te has comido dos vergas, te has dejado penetrar por dos hombres, como la buena putita que eres? —Y una Silvia entregada al disfrute del descanso después de tantos orgasmos, le respondió claramente a Paola, mientras esta sacaba lentamente del interior de la enrojecida vagina que…
—¡Siií! Jueputaaa. ¡Oughhh! Sí, me picharon dos, dos vergas para miiii… Siii, sácala ya, please… Ufff… Dos solo para mí. —¿Asunto pendiente y dudas resueltas?
Y Silvia se derrumbó en la alfombra, envuelta en los espasmos de su electrizante declaración. Y yo me arrodillé a su lado, retirándole aquel rojo antifaz, que le ocultó por un tiempo, el rostro y la imagen del cuerpo armonioso de mi rubia confidente. Adorable secuaz amiga mía.
—¿Silvia? Cariño, mírame. Abre tus ojos. —Le dije con seguridad.
—Mira y escúchame bien. Esta que vez aquí, es la mujer que nunca contraté, pero que igual quiso y vino para proporcionarte intensas caricias y sensaciones, hasta hacerte alcanzar el clímax.
—Es hermosa, ¿no te parece? —Silvia se restregaba los ojos, tratando de magnificar con la escasa luz que provenía de las rojas velas, la imagen de su desconocida amante.
—Silvia, mi vida. —le dije suavemente, mientras le acariciaba con delicadeza su mejilla y apartaba un ...
... mechón de aquel cabello tinturado de su rostro.
—Esta mujer que ves aquí, es la que tú has llamado últimamente… ¡Puta!
—Es mi amiga Paola, la que ahora se va a ir conmigo a un hotel para celebrar su última noche de soltera conmigo, después de haberte brindado tantos orgasmos prolongados. ¿Lo ves? También fuiste de ella, como ella ya fue mía.
Y mi esposa, descompuesta aún por el placer recibido, abrió muy grandes sus ojos cafés, y sudada como estaba, se apoyó sobre sus codos para observar por vez primera el rostro de su femenina amante, la mujer que fue mía por dos pocas horas unos días atrás y qué sería de nuevo mía, pero ya hasta el próximo amanecer.
—¿Cómo? Pero… Yo… —Y Paola se acercó de nuevo a su boca y la besó profundamente, con deseo y mi mujer aunque lo intentó, al final no se apartó. También la besó, con ansias, completamente entregada a mi rubia Barranquillera.
Me puse en pie y le extendí mi mano a Paola, quien la tomó y fue hasta el sofá para recoger su abrigo y su bolso. Mi esposa estaba confundida, apenas recomponiéndose se fue arrodillando sobre la alfombra, mirando impasible como Paola se arreglaba con los dedos sus dorados cabellos y repasaba con su labial, el grosor de sus labios.
—Se… ¿Se van a ir? —Nos preguntó una Silvia compungida.
—¡Ajá nena, pues claro que sí! —le respondió sonriente Paola y continuó hablándole a mi esposa...
—Yo era tu otro regalo y ya recibiste los dos. Anda y por tus gemidos, se ve que te encantó. Así que ahora ...