1. Y finalmente... ella y tu regalo (Tercera parte)


    Fecha: 13/08/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... parpados para no verla… ¡Imaginariamente entregada! Y sin embargo el cansancio me venció y quede allí, enroscado en el sofá, entre quejumbrosos suspiros, profundamente dormido.
    
    A la mañana siguiente ya estaba terminando de afeitarme cuando escuché la puerta del baño abrirse. Miré la hora. Tendría que apurarme, el tráfico más tarde se haría imposible y yo sin coche, pues con mayor razón, debería acelerar mis pasos. ¿Transporte público? Ni hablar, un taxi y ya está. No podría llegar tarde a la reunión de ventas.
    
    —¡Hola! buenos días. —Me dijo. La miré de arriba para abajo y se notaba el cansancio en su cara ya desmaquillada, el cabello revuelto y sus ojos con ligeras ojeras. Tantos años de casados logran conocer como la palma de tu mano, las reacciones y los estados de tu pareja. Y yo le notaba su agotamiento y también que no traía las medias veladas puestas.
    
    —¡Que temprano has vuelto! Apenas faltan diez minutos para las seis de la mañana. —Le respondí, volteándome para terminar mi rasurada. Silvia no dijo nada más, apenas la vi de espaldas por el espejo, devolverse hacia la alcoba para desvestirse.
    
    —Lo sé, pero tengo permiso para llegar un poco más tarde hoy a la oficina. –Pero por supuesto, pensé yo– Y en seguida disparé las balas que tenía dispuestas en el cargador de mi desesperanza.
    
    —¡Es lo bueno de conseguir ciertos beneficios! —Le respondí sarcásticamente. No supe que cara me puso pues yo estaba apurado y no me sentía cómodo al tenerla a ella allí esa ...
    ... mañana. Para mí era como una mujer desconocida y extraña.
    
    —¡Puff! Necesito una ducha. —Y entró envuelta en una de las toallas grandes y el teléfono en su mano. Me lavé la cara y cepillé mi dentadura, Me peiné afuera en la habitación, frente al espejo del tocador. Yo había salido del baño sin detallar su cuerpo. No me importaba conocer las evidencias de sus batallas. Me vestí, me perfumé, recogí mi móvil y el maletín con las cosas del trabajo. Desayuné poco, con prisa. Cuando abría la puerta para salir del piso, me llamó desde el fondo de la habitación; estaba ella recostada sobre el marco de la puerta, con la toalla envolviendo sus cabellos, cayendo la sobrante tela por detrás de su espalda. La vi desnuda, tenía depilado su sexo al completo, como antes no solía llevarlo. Usualmente solo se recortaba los vellos oscuros de su pubis lo justo, apenas para demarcar la zona del bikini. ¡Otra novedad!
    
    —¿Ya te vas? ¿No vas a decirme nada? —Me dijo en un tono de voz, entre pausado y cansino. Su mirada estaba dirigida hacia el tapete del pasillo. No me observaba. La culpa seguramente le pesaba.
    
    —Ahh, si claro. ¡Se me olvidaba! Te dejé el desayuno preparado dentro del horno microondas. —Y me dispuse a salir cuando otra vez le escuché llamarme.
    
    —¡Rodrigo! ¿Y ese regalo? —Me hice el sorprendido, aunque en verdad lo hice de adrede.
    
    —¡Upss! gracias casi lo olvido. —Me dirigí hacia la mesa de centro de la sala, lo tomé y ajusté la puerta tras de mí, sin manifestaciones de rabia. Me ...
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