1. Anita de tus deseos (capitulo 12)


    Fecha: 29/06/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... Necesito que me quieras, que me folles, que me pegues, incluso que me mates si es tu deseo: en cualquier caso, seré feliz. Lo he visto claro y todas las dudas que pudiera tener han desaparecido total y definitivamente, —estas palabras las pronuncien con convicción y con mucho aplomo: no quería que papá tuviera la más mínima duda sobre mí y mis sentimientos.
    
    Estuvo unos segundos mirándome fijamente y lentamente introdujo otra vez los dedos en mi boca.
    
    —¿Y ahora que voy a hacer contigo? —preguntó, pero no pude responder porque seguía con los dedos en mi boca—. Entiendo tus explicaciones y te creo, pero estoy terriblemente decepcionado: no me esperaba algo así de ti. Eres mi hija, te quiero cómo nadie ha querido antes a otra persona. Eres mi vida, pero las cosas no pueden volver a ser cómo eran hasta ahora. Ya no. Veo claramente que necesitas una mano firme que te guíe. Una mano que te trate con dureza y con amor, y esa solo puede ser la mía. ¿Estás de acuerdo?
    
    Asentí con la cabeza. Me sacó los dedos de la boca y los introdujo en la vagina. Creí que me moría. Tuve un orgasmo instantáneo que me hizo gritar mientras me apoyaba en su brazo. Después, volvió a meter los dedos impregnados con mis fluidos en mi receptiva boca.
    
    —Te voy a dar una última oportunidad para que cambies de opinión, —a pesar de tener los dedos en la boca negué con la cabeza. Papá los sacó y me dio una bofetada que me derribó. Inmediatamente me rehíce y sin decir nada volví a la posición y papá ...
    ... volvió a introducir los dedos en mi boca—. Lo que has hecho estos últimos días merece un castigo acorde con la gravedad de tus actos. Será un castigo terrible, doloroso, continuo, que empezará ahora y terminará el domingo. Vas a llorar, a chillar, a berrear, pero me va a dar igual: continuare hasta el final. No atenderé a suplicas o ruegos, y tus gritos no me ablandaran. Entonces, cuándo crea que el castigo es suficiente, te volveré a preguntar, y si quieres irte tendrás la puerta abierta, pero no vuelvas a llamarme. Nunca regresaras: habrás acabado para mí.
    
    Sacó los dedos, me sujeto por el pelo y me condujo la boca a su polla. Empecé a chupar y unos segundos después la sacó y me dio un par de bofetadas. No me lo esperaba y separe las manos de la espalda. Pero papá me dio un par más para que las volviera a poner detrás. Nuevamente empecé a chupar y al rato, nuevamente me volvió a pegar. No me resistí, lloraba eso sí, pero papá siguió con esa dinámica hasta que se corrió en mi boca.
    
    Sin decir nada, se levantó mientras seguía sujetándome por el pelo. Seguía arrodillada y vi cómo con la otra mano se soltaba el cinturón y lo sacaba de las trabillas. Después, siempre en silencio, elevó la correa y empezó a golpearme. La dejaba caer aleatoriamente, y cómo yo me retorcía de dolor, el correazo no caía nunca en el mismo sitio. Estuvo así un buen rato mientras yo intentaba parar los golpes con las manos y gritaba sin parar. No hubo zona de mi cuerpo que no recibiera un golpe y tal el ...