1. Dos lesbianas y un capullo


    Fecha: 22/08/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... arriba y aterrizó con el pie derecho sobre sus vapuleados testículos.
    
    Ayudándose de las piernas de él, consiguió mantener el equilibrio, y por tanto todo su peso sobre las gónadas. Aunque no sin esfuerzo, ya que un escroto no es suelo firme precisamente. Los movimientos del pie de Lucía para mantenerse presionaban brutalmente los testículos contra el cuerpo. Asimismo, Lucía los sentía en la planta del pie intentando escapar y adaptándose a sus movimientos.
    
    Los gemidos de Jose eran más agudos que nunca. Finalmente, tras unos segundos eternos, el pie de Lucía resbaló hacia atrás, arrastrando consigo las bolas que le servían de apoyo. Pero lo peor no fue el tirón. Sin ninguna duda lo peor fue que, cuando la tortura del chico parecía llegar a su fin, la rodilla de la chica fue a parar justo al centro de las piernas, sustituyendo a su pie.
    
    - ¡Ups! Creo que he caído en mal lugar, espero no haberte hecho daño. - dijo Lucía dejándose caer hacia delante para caer sobre él, cara a cara y aún sintiendo la calidez del escroto en su rodilla.
    
    A escasos centímetros fue una delicia ver como el chico se ponía bizco y convulsionaba levemente sin apenas poder respirar.
    
    - Lucy, creo que nos hemos pasado, mira cómo está. - intervino Gina empezando a ...
    ... preocuparse.
    
    - Puede ser. Veamos…- dijo Lucía poniéndose a cuatro patas sobre él para poder tocarle los testículos con la mano.- Ohjojojojojo tienes que tocar esto, Gina. - continuó mientras los testículos de Jose terminaban de deformarse entre sus dedos en lo que fue la mejor sensación de su vida. De Lucía, evidentemente, ya que para él fue como meter los huevos en una trituradora, además de ser la confirmación de lo que ya sospechaba desde que la rodilla cayó sobre sus testículos como un yunque. Las convulsiones cada vez eran más pronunciadas.
    
    - ¿Qu-qué pasa? - preguntó Gina con miedo, que ya se imaginaba la respuesta.
    
    - Digamos que… la próxima vez que le digan “no hay huevos de hacer esto” tu hermano no estará obligado a hacerlo. - fue lo último que escuchó Jose antes de no soportar más el dolor ni el hecho de haber sido castrado por una chica.
    
    Lucía se quitó de encima para que Gina pudiera contemplar el resultado del poder de dos féminas contra los débiles genitales masculinos. Esta no solo lo miró, sino que se arrodilló y cogió el hinchado y deforme escroto para palparlo.
    
    - Bueno, está claro que ha sido una lesión que nunca olvidará. - concluyó Gina jugueteando con la blanda bolsita de carne que hasta hace poco eran los huevos de su hermano. 
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