1. La cerecita


    Fecha: 29/08/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... rico, vamos a ver el resto. Voy a montarte.
    
    Andrea, levantando un poco la cabeza, vió como Gerardo se sacaba el cipote de los calzoncillos. No era una polla excesivamente larga, estaba en la media, pero lo sorpredente era el generoso grosor. Lentamente metió una mano entre los muslos de Andrea, y extendiendo dos dedos, se los metió en la vagina,mientras con la otra mano se manoseaba la polla.
    
    - ¡Mira lo que he encontrado! - dijo Gerardo. Le sacó la cereza que hasta ese momento había permanecido dentro de su vagina y se la enseñó. Después se la metió en la boca y la masticó, escupiendo el hueso a un lado. Acto seguido, volvió a meterle los dedos bien dentro del coño.
    
    - Qué mojadita estás ¿eh? Y qué piel más suave... ¿Cuántos años tienes? - preguntó Gerardo, mientras metía y sacaba los dedos del interior de Andrea.
    
    - Vein...veintiuno - tartamudeó Andrea.
    
    Gerardo le sacó los dedos chorreantes y se masajeó el grueso falo con ellos, cubriendolo bien en los flujos de Andrea, dejandolo brillante y resbaloso.
    
    - Pues prepara tu coño de veintiun años para una polla de sesenta, jejejeje - rió Gerardo. Y agarrando por las caderas a Andrea, apoyó la punta de su bien lubricado cipote a la entrada de los rechonchos labios vaginales y empezó a empujar. El capullo del cipote desapareció entre los gordos labios, penetrando fácilmente la húmeda vagina, pero a medida que se introducía el tronco, este ganaba rápidamente en grosor, dificultando enormemente la penetración.
    
    - ...
    ... ¡¡Aaay, Gerardo, espera!! ¡Aaay, ay, que me duele!
    
    - Claro, mujer, tranquila, es que te tenía muchas ganas. Poco a poco. Buf, qué calentito lo tienes, hija de mi vida...
    
    Gerardo sacó la punta de la polla para volver a meterla, esta vez más lentamente, y empezó un lento mete-saca, con mucho cuidado de provocarle el mínimo dolor posible. Gerardo resoplaba a cada golpe de cadera - ¿Mejor ahora? - preguntó
    
    - Sí, sí, ahora mejor, es que es muy gorda... - contestó Andrea, que ya había asumido que se tenía que follar a ese cerdo, y empezaba a disfrutarlo.
    
    - ¡Aaaaaah, que coño más estrecho tienes, chiquilla! - gritó Gerardo, que ya había conseguido meterle la mitad del pijo. La visión del coño de Andrea en esos momentos era casi grotesca, con una masa de carne tan gorda encastada en un coño que, aparte de por el vello púbico, parecía casi infantil.
    
    - ¡Aaaaay.... ya no me cabe más! - sollozó Andrea, dividida entre el dolor y el placer de sentirse la vagina más llena que nunca.
    
    - Espera, espera, que ya casi te has tragado lo más gordo - contestó Gerardo, agarrando a las caderas de Andrea, sin parar de dar golpes de cadera, y clavandole, milímetro a milímetro, el grueso nabo.
    
    - ¡¡¡Uuuuuuh, qué gorda es, Gerardo!!!
    
    Entonces Gerarado acabó de introducir la parte más gorda y, de un empellón final, metió de golpe el resto de la polla, que era casi la mitad
    
    - ¡¡Aaaaaaaaaah!! - gritó Andrea, ahora sí, de inmenso placer - ¡Ayyy, qué llena estoy!
    
    - ¡Jodeeeeeeeeeeeer! ...