1. Cambio


    Fecha: 08/09/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... quitara las bragas en el cine, cómo quiso que me vistiera de puta para follar en un descampado, cómo una vez intentó vendarme los ojos, cómo trató de utilizar unas esposas, cómo... tantas y tantas cosas.
    
    Me corrí, claro que me corrí. La acción del vibrador, la excitación de las esposas, el recuerdo de los buenos momentos con Leo..., todo ello logró que me corriera. Y lloré, lloré cuando acabé de correrme. Lloré porque comprendí. Porque vi con claridad que al enviarme a Leo, Juan me hizo su regalo póstumo: me regaló el resto de mi vida. Y yo había tratado a Leo como una vulgar ramera, una roba maridos, cuando en realidad yo fui la que dejé que buscara fuera lo que no tenía en casa.
    
    Cuando me harté de llorar, me di cuenta que tenía que devolverle la maleta a Leo y disculparme con ella. Disculparme o algo mas. Fui a devolver a la maleta las esposas y el vibrador, cuando las dejaba en su lugar, descubrí un sobre en el lateral de la valija. La curiosidad me pudo y lo abrí. Contenía unas fotos, la mayoría de Leo, en posturas muy eróticas: sobre una cama atada en cruz, con las manos amarradas sobre la cabeza, amarrada a un poste, e incluso a un árbol,...; en otras aparecía en primer plano chupando una polla y siendo penetrada; y había otra serie con Juan como amo y ella como sumisa. Me calenté otra vez y tuve que masturbarme.
    
    Al día siguiente volví a conducir hacia la ciudad de Leo, con una idea fija: pedirle perdón. Aparqué cerca de su floristería, tomé su maleta y ...
    ... entré.
    
    –¡Nora!
    
    –Leo, toma, tu maleta –dije con voz suave–. Te debo una disculpa. Y algo más. Mira.
    
    Me quité todo lo que llevaba encima hasta quedar desnuda ante ella.
    
    –Después de Juan, eres lo mejor que me ha pasado –dije serena–. Por eso quiero que me castigues como quieras.
    
    –Espera, voy a cerrar la puerta y ya pensaremos qué hacemos.
    
    Fue hacia la puerta de entrada y la cerró con llave. Después volvió junto a mi. Yo mantenía los ojos bajos.
    
    –No soy una buena Ama –dijo–. Mas bien me gusta ser la sumisa. Pero no voy a castigarte, ambas tenemos cosas de qué arrepentirnos. Ven, toma la maleta y sígueme.
    
    Recogió mis ropas del suelo, yo tomé la maleta y la seguí a la trastienda. Abrió la maleta y cogió una cuerda.
    
    –Date la vuelta.
    
    Me di la vuelta, unió mis manos con las muñecas a la espalda y las ató con la cuerda. Tomó el vibrador del mando a distancia y me lo metió. Con otro trozo de cuerda lo aseguró para que no se me saliera.
    
    –Arrodíllate y cómeme el coño hasta que me corra –dijo levantándose la falda mientras se bajaba las bragas.
    
    Apliqué mi boca a sus labios buscando con la lengua su clítoris. Mientras sentí como el artefacto vibraba en mi interior. Empezamos a jugar, si yo la excitaba mucho, ella aumentaba la vibración, hasta que notaba que iba a correrme, y entonces paraba. Yo seguía el juego y separaba la lengua de su botón. Ella reactivaba la vibración, y yo reanudaba el trabajo lingual.
    
    ….
    
    –¡Nora! ¡He llegado! –escucho cuando mi ...
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