1. Mi esposa y yo follados frente a nuestros amigos.


    Fecha: 24/10/2021, Categorías: Bisexuales Tus Relatos Autor: Javier, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... veía a mi mujer ser tocada por otro, encima, Camila aprovechó la ocasión de revisarlo, para rozarle sus generosas carnes como más le fue posible. Rubí, a pesar de ir con pareja, al estar inmediatamente frente a mi, y supongo, notar mi disgusto, me acercó a su pecho, y con esos "juegos" que ella suele hacer, puso mi cara en sus tetas, diciéndome "ya tranquilo, ven con mamá, ya se sintió solito el bebé", aquí tengo para los dos, tomando de la entrepierna a su pareja, y a mi restregándome las tetas por cara moviendo su dorso tomando como eje mi nariz.
    
    Continuamos el viaje y Camila se aferraba a la cadera del lanchero ante el menor movimiento, fingiendo miedo, pero en realidad era lujuria, platicaban de no sé qué y se reían. La verdad, ya no estaba disfrutando tanto el espectáculo. Hasta que Monserrath, se levantó y se quito los jeans en plena lancha, a mi gusto, era delgada, sin forma, aunque a muchos les gustaba por rubia, pero ese pequeño culo rubio y respingón se mostraba delicioso en su pequeña tanga de leopardo en la que quedó al quitarse los jeans con el pretexto de traerlos "llenos de sudor".
    
    Al fin llegamos a las playas, sin embargo, por la hora nadie nos quiso recibir para rentarnos cabaña, el lanchero nos dijo que ahí no había problema y que podríamos acampar en la enramada de su hermana, a quien despertaría para darnos de cenar, aunque ella no tenía cabañas, tenía baños, techos de palma para poner casas de campaña que nos alquilaría o que bien podríamos usar las ...
    ... hamacas, que a consideración de él, se dormía mejor.
    
    Cada cual se acomodó, y al ser el más diestro armando casas de campaña, termine ayudando a los demás mientras Camila y el lanchero se ponían a armar una fogata para iluminar nuestra noche, con el pretexto de que Camila se tropezaba a oscuras, el lanchero la tomaba de la cintura, y de la mano cada que iban por leña, iban y venían, y entre todo esto, ya estábamos bebiendo las cervezas y ron que llevábamos, todos reíamos animados por las historias del lanchero, a lado de la fogata, Monserrath y Emilio, se fueron a una hamaca que quedaba a oscuras, escuchándose solo los rechinidos de labios por los besos y alguno que otro gemido ahogado, Rubí y su novio, fajaban descaradamente al lado de la fogata junto a nosotros, pero en algún momento, sus jugueteos los revolcaron fuera de nuestra vista.
    
    Estaba allí Camila, el lanchero y yo en ese orden, pude ver que la mano del lanchero recargada en la arena desaparecía, y yo sabía que estaba en las nalgas de Camila, quien ya ebria, se paraba a bailar canciones cantadas por ella misma, más con la idea de exhibirse, que de bailar.
    
     Hasta ahí me parecía un juego tolerable, el problema fue, cuando en ocasión de una broma, el lanchero hizo contacto conmigo, tocándome el muslo, y dejando su mano allí. No soy mucho de contacto físico y menos con desconocidos, lo cual, me perturbo, pero sobre todo, porque ese gesto más que otra cosa me hizo saber que se asumía con control sobre mi. Camila ...