LAS PAMPAS CHATAS 1 - Relatos Eróticos

LAS PAMPAS CHATAS 1

-Lo que pasó fue terrible. Para mí fue terrible. Nunca imaginé que pasaría algo así. Tal vez la falta de experiencia. Pero nada podría haber sido peor.
-De cualquier manera, conociéndote, supongo que no te duró mucho.
-Sí, mucho. Para mí, fue mucho, muchísimo. “Demasiado joven para sufrir”…, más de seis meses estuve absolutamente tirado.
-¿No tuviste ninguna información?
-Un par de cartas…, sí…, tres cartas a mi mamá…, de Denisse, con un par de líneas de Micaela, mandándome un beso y diciendo que nos vamos a volver a ver…
-¿Y qué pasó?
-Nada. Nunca más, nunca.
-Y que pasó luego de esos seis meses?
-Bueno, ya lo conté, antes, mucho antes.
-¿Qué cosa?
-Fue en una reunión familiar. Mi prima mayor…, bueno la menor de mis primas, la que me lleva ocho años…
-¿Qué pasó?
-Te lo dije. Una borrachera le hizo creer que yo era el novio que la había abandonado. Bueno…, imaginate. Estaba súper caliente. Terminé mí abstención y celibato. Fue bueno, muy bueno…, y al fin se me pasó la angustia. 
-Contame…
-Ya la conté. En otra oportunidad, hace un tiempo. No quiero hablar de eso. Ya pasó. No quiero hablar más.
-No… No me hagás eso…
-Me la pasé hablando…
-Sólo me contaste dos casos… Como fue la primera vez con quien fue tu esposa, y cuál fue tu primera vez…, la primera vez total, total, de sexo completo, antes de cualquier otra cosa.
-Bueno. Fue bastante. No soy el relator sexual de mi vida. ¿Por qué tanta curiosidad?
-No es curiosidad. Te quiero conocer. Sos muy especial ...

... en la cama. Quiero saber porque, de donde viene y, en realidad, si todo es tal como lo decís, todo viene de chico, todo lo mejor. – Laura me daba besitos y me acariciaba mientras hablaba. - ¿Siempre fuiste así? Eso me gusta…, y no te olvidés… Todas las cosas que hicimos…, gracias a tu manera de contar. Es magnífico. Me calentás muchísimo y como me gustás tanto… ¡Todo es fantástico!
	Sus besos y caricias… ¿pretenderían ser la manera de convencerme?
-¡Jajaja! ¡Soy un motivador literario!
-¡No! ¡Qué literario! ¿Te olvidás de las caricias que me hacés cuando estás hablando? – Laura insistía. - ¡Jajaja! ¡No dejás las manos quietas! ¡Me gusta mucho!
-Me alegra que te guste…
-Ahora quiero saber…
-No. Basta.
-Si… Dale, alguna cosa rara…
-¿Qué cosa rara? No me cogí a Gatúbela ni a la Mujer Maravilla, ni a ninguna bruja de los cuentos infantiles, por suerte. Todas mujeres normales, hermosas y normales. Tampoco me pidieron cosas raras, nada de ataduras, ni colgarme de una barra, ni nada por el estilo, nada de eso, todo normal.
-Pero algo raro. Alguna ocasión que no esperabas…
-Bueno… No iba a reuniones artísticas o literarias para buscar mujeres. Puede ser que sí cuando bailaba, pero todo previsible… 
-Por eso… Algo que no te lo esperabas… y ¡puf! Saltó. Algo bueno… ¡Jajaja! Dale. Algo de eso alguna vez te debe haber sucedido…
-Es que no me acuerdo… Nada raro… No. Nada que valga la pena contar… Bueno… Que a vos te ponga… cariñosa… Eso sí me gusta…
-¡Jajaja! Dale. Algo… ¡qué ...