LAS PAMPAS CHATAS 1
Fecha: 14/02/2022,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... me ponga cariñosa!
-A ver… Sí. Dejame pensar. Claro. Algo así…
-Dale, contame. ¡Pero no inventés! ¡Como para sacarme de encima!
-¡No quiero sacarte de encima! ¡Todo lo contrario!
-Bueno… ¡Vamos al sofá y me siento encima! ¡Así se despierta tu memoria e imaginación!
Como seguíamos desnudos no hubo ningún problema. Fuimos al sofá. Me senté. Laura se agachó ante mis piernas. Me la mamó unos minutos. Y cuando estuve al palo…, se sentó sobre mí… ¡y se la ensartó! Concha fácil y frente a mi rostro, con buenas tetas a mano.
-¡Dale! ¡Yo te ayudo! - ¡Y se puso a cabalgar!
-¡Jajaja! ¡Eso! ¡“Yo te ayudo”!
-¡¿Qué?! ¿Qué es eso?
-Bueno…, te cuento…
“Cuando salí de la colimba, seguí con la facu y entré a trabajar con unos ingenieros. El padre de uno de ellos había pasado muchos años midiendo campos, haciendo agrimensura, y era muy conocido en las sociedades y clubes rurales de muchos pueblos del interior. El viejo no andaba muy bien, y el ingeniero – el hijo -, resolvió reemplazarlo en una mensura de un campo que estaba cerca de la provincia de La Pampa, más o menos, y me dijo si me interesaría acompañarlo. Le dije que sí, claro, sería algo nuevo para mí. Así que me “anoté”.
“Durante el domingo siguiente salimos hacia el lugar, unos 600 km. Vamos en el auto del ingeniero y luego de algunas paradas, para comer, descansar…, llegamos al anochecer a algo que a mí me pareció un castillo del Loire, esos que se ven en las postales de Francia. Algo impresionante. Nos estaban ...
... esperando. Me llevaron a lo que sería mi dormitorio. ¡Más que un 5 estrellas! En mi vida había conocido un 5 estrellas, pero me lo imaginaba que eran así, visto en el cine. Un baño en cada habitación. Nos bañamos. Y luego a cenar. Un salón que parecía Versalles…, baah, eso creo. ¡Impresionante! Yo no entendía nada. ¿A dónde había venido a parar?
“La anfitriona era una señora bonísima. Parecía una de esas condesas que se ven en las películas. Su marido no estaba. Se encontraba en “la capital” arreglando negocios. Además de la señora Marcia, se encontraba el capataz general, que vivía en un chalet a unos 100 metros del “castillo”, el “casco”, como le decían. Dos señores, de paso, un contador y un escribano, según nos presentaron. Nosotros éramos “el ingeniero y su asistente”. El asistente era yo. Cenamos como en el Ritz…, o algo así… Las mucamas entraban y salían constantemente, trayendo y llevando bandejas, platos y bebidas. La conversación giraba justamente sobre lo que nosotros haríamos: la estancia, más de 6.000 hectáreas, abarcaba parte de la Pcia de Bs. As., parte en la Pcia. de La Pampa. Se suponía que lo haríamos durante la semana, hasta el viernes. El sábado siguiente regresaríamos a la capital. Los otros dos señores se iban esta noche y regresarían el viernes para constatar las mensuras que realizamos… Todo fenómeno… La sorpresa vino el lunes a la mañana, cuando me levanté y me vestí para el trabajo. ¡Tenía que ir en soledad hacia “el oeste”! El ingeniero iría a medir ...