LAS PAMPAS CHATAS 1 - Relatos Eróticos

LAS PAMPAS CHATAS 1

... «¡Jajaja!» Me bajé. Me acomodé los pantalones y di la vuelta, hacia su lado. Marilí se había bajado pantalón y bombacha. «¡Estoy toda mojada!» «¡Mejor, más rico!» «¡Jajaja!» ¡Al fin pude verla! ¡Era sensacionalmente fabulosa! ¡Una de las más hermosas conchas que había visto nunca!
“¡Marilí se había recortado los pendejos! En algún momento, cuando fue al baño, lo hizo. Cuando se la chupé, al mediodía, los tenía más largo. ¡Se había preparado! Yo estaba parado, sobre el terreno. Solamente tenía que agacharme un poquito. Visualizaba muy bien sus labios mayores. Un glotón como yo no podía dejar de comerlos…, pero antes besé sus muslos, de un lado y otro. Fui a su monte de venus. Lamí y besé. Fui a los labios mayores, hinchados y húmedos. Los besé milímetro a milímetro. Marilí suspiraba y gemía. Al fin, con la lengua abrí sus labios y apareció el universo infinito, rosado y mojado, chorreando. ¿Había tenido un orgasmo y yo no me había dado cuenta? Chupé con ansias. Marilí temblaba y gemía. Sus manos apretaban mi cabeza contra ella. «¡Aaaaaaahhhh! ¡Aaaaahhh! ¡Dios!» Metí la lengua todo lo que pude en la vulva, y hasta la nariz puse adentro, hasta quedar sin aire. Antes de ir al clítoris, Marilí se sacudió, tembló toda, y lanzó desaforado orgasmo. Hasta mi camisa recibió sus fluidos. Me era imposible tragar todo antes de que chorrearan. ¡Fue una locura! «¡Oh Dani! ¡Siempre soy apurada! ¡No me puedo aguantar! ¡Te mojé todo!»
«No importa. Antes de lavarme la camisa la voy a ...

... chupar.» «¡Jajaja! ¡Qué loco!» «¿Estás bien?» «¡Fantástica! ¡Me siento en una nube!» «Bueno. Eso me gusta. Ahora no hay más remedio… ¡a trabajar!» «Si… ¡jajaja! Pero no te olvidés… me debés una.» «¡Siiii!» 
“Efectivamente, fuimos hacia el mojón al que había llegado a la mañana. La colaboración de Marilí fue muy buena. En principio me traía el jeep, por lo que no tenía que caminar hacia atrás. Luego se le ocurrió que compartiéramos la caminata. Un par de kilómetros yo, un par ella, de esa manera íbamos más rápido y descansados. Así estuvimos unas cuatro horas, con bastante “discreción”. Solo algunos besitos y caricias. Trabajo más que nada. Cuando el sol estaba bajando resolvimos volver. Era cuando yo tenía que hablar. Para ponerme más al tanto y… ponerla a ella en condiciones, para disfrutar de su colita. «Marilí… ¿sabés?» «Sí, ¿qué, mi amor?» Estaba súper cariñosa. «Es que… estoy sorprendido.» «¿Sí? ¿Por qué?» «Me dijiste que luego del nacimiento de tu nena, solamente habías tenido sexo con cinco personas. ¿No?» «Si, claro. ¿Te molesta eso?» «En absoluto. En realidad hubiera sido mucho más saludable que tuvieras sexo mucho más seguido…» «Es lo que trato de hacer ahora. ¡Recuperar el tiempo perdido! ¡Jajaja!» «Pero… ¿cómo es que lo hacés tan bien? ¿Dónde aprendiste a… chupar…, mamar…? Como una experta…» «¡Ah! ¡Jajaja! Es…, bueno…, te cuento.» Estábamos casi a mitad de camino. «Tengo dos amigas. Amiguitas más bien, dado que son más chicas que yo. Todavía están en el secundario. Una ...