1. LAS PAMPAS CHATAS 2


    Fecha: 14/02/2022, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... todo lo posible. Tragó lo que quedó en su boca, derramando algo por sus comisuras. «¡Hay! ¡Qué lástima! ¡Se perdió algo de lechita! ¡Me agarraste desprevenida!» «¡Más que la belleza! ¡La gloria!» Nos besamos, intercambiando semen en nuestras bocas. Se acomodó boca arriba, con las piernas bien abiertas y altas. Fui hacia ella. Amasando sus tetas, metí dos…, tres dedos dentro de la vulva. Metí mi cabeza entre las piernas de Marilí y lamí la maravillosa y encharcada concha. Deslicé la lengua desde el perineo al clítoris, varias veces. Hacia arriba, hacia abajo. Varias veces, lentamente, con la punta y con toda la lengua. La introduje en el orificio del placer. Marilí comenzó a temblar. Fui apurando en la medida que sentía que venía su orgasmo. Ahora fue ella quien apretaba mi cabeza contra su cuerpo. Al clítoris, duro como un dedo meñique, lo tomé con los labios y tiré. La acabada fue magnífica. Me puse contento al sentir que ella había gozado como yo. «Lo siento mucho, tesoro, pero tengo que trabajar.» «¿Ayer nos fue bien?» «¡Bárbaro! Entre los dos hicimos el triple de lo que yo había hecho a la mañana.» «¿Viste? ¡Te dije! Ahora te acompaño y vamos a terminar muy bien. ¡Ya vas a ver!» Nos vestimos para salir. Desayunamos unas ricas tortitas que Marilí había hecho a la noche, mientras yo hacía mis cuentas. Marilí, inteligente y previdora preparó una heladera portátil con hielo, comida y bebidas, y fuimos al jeep. Con ella de acompañante y guía todo fue más rápido y sencillo. ...
    ... En pocos minutos estábamos en el jalón que habíamos dejado de señal. Nos pusimos a hacer el trabajo y fuimos muchísimos más rápido que ayer, todavía. Marilí era toda una experta. Sabía todo lo que había que hacer, sin tener que indicarle nada.  Al mediodía habíamos hecho casi el doble que el día anterior. Mientras yo ordenaba las tablas, números y planos, ella preparaba el “clima” para el almuerzo, bajo un reparador montecito. Todo era magnifico. Al verla, solamente al verla, como hacía todo de la mejor forma, yo me sentía feliz y contento. Me di cuenta qué no era necesario que estuviéramos cogiendo para que me sintiera feliz junto a esa mujer. ¡Algo único!
    “«Papi…» Me dio un beso y salameramente me acarició. «Quiero que hagamos un poquito… el amor. ¿Si? Antes de comer. Yo sé que vos… después te sentís un poco pesado. Y no quiero que perdamos tiempo… ¿podemos?» Ante sus besos y caricias, no había manera de oponerse. Mientras me hablaba, acariciaba y besaba, fue desprendiendo el cinto y desabrochando el pantalón. ¿Que podría decir? Me lo sacó totalmente y se desnudó. Estábamos sobre una alfombra o manta o cosa así, que Marilí había traído, más allá del hule para comer. Se paró y alejó unos metros. Se reía, mirándome a los ojos. «¿Te gusto papi?» Dio algunos pasos, giró como si estuviera modelando. Hizo unos mohines de nena linda. Una visión única, con el marco de los arboles y los rayos de sol entre la floresta. ¡Es tan hermosa! «¿Y? ¿Qué decís, bebé? ¿Cómo me vés?» «¡Estás ...
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