LAS PAMPAS CHATAS 2 - Relatos Eróticos

LAS PAMPAS CHATAS 2

... lengua los separé y fui a sus labios internos, rojos, hinchados, palpitantes y húmedos. Bajé al perineo. Tomándola de las pantorrillas levanté un poquito sus piernas y llegué al ano. También temblaba. ¡Tenía vida propia! ¡Se expandía y apretaba! En una de esas expansiones metí la lengua…, hasta donde pude… y me apretó hasta que parecía que me la arrancaba. Me dolió un poco, pero aguanté. En la expansión siguiente la metí más todavía y metí dos dedos en la vulva. ¡También me los apretó! Al aflojar, metí otro dedo. Tenía el anular, el índice, y el mayor dentro de ella. Con el pulgar acaricié el clítoris, duro como un lápiz. «¡Ay ay ayyy síííí!» Se sacudió y me envió nuevo regalo de fluidos. ¡Una catarata de squirt! «¡Dios! ¡No doy más! ¡Me matás!» Y se relajó totalmente, como desmayada. Me asusté. Me levanté y fui hacia su rostro. Marilí tenía la boca palpitante y los ojos cerrados. La besé suavemente. Reaccionó al fin, abrasándome con todas sus fuerzas…, y se puso a llorar! «¡Dios! ¿Qué voy a hacer cuando te vayas?» «Todavía falta. Habrá más oportunidades. ¡Seguro! ¡A disfrutar!» Quería hacerle reir. «¿Y? ¿Quién se cansó primero?» «¡Maldito! ¡Sos el diablo! ¿Cómo lo hacés? ¡Si! ¡Me dejaste destrozada!» «¡Y todavía no empecé!» «¿Ha no? ¿Y eso que fue?» «Prolegómenos, nada más. ¡Para hacer la digestión!» ...

... «¡Jajaja! ¡Sos increíble!» «¿Por qué no soy creíble?» «¿Cómo?» «Y… me decís que soy “in-creible”… o sea… “no creíble”…» «¡Maldito! ¡No me jodás!» «¡Jajaja! ¡Todavía no empecé!» «¡Menos mal! ¡Jajaja!» Ya estaba contenta. Fui nuevamente hacia su entrepierna. Fui subiendo por el monte de venus, mordiendo y tirando de su vellito…, el vientre, el ombligo, las tetas y los correspondientes pezones. «Tranqui. ¡Ya tendrás tu pezón para chupar!» «¡Jajaja! ¡Ya tengo fuerzas de nuevo! ¡Apurate!» Me erguí y puse las rodillas a su costado. Tomó la pija entre ambas tetas, masturbándome gloriosamente, con el “bonus track” de lamerme el glande cada vez que lo subía hacia su pera. ¡Estaba a punto! Ella lo supo. Entendió el latido de la pija. Abrió la boca, sacó la lengua y aflojó las tetas. Deposité el glande rápidamente sobre la lengua y escupí el primer chorro. Marilí cerró la boca apretando con los labios sin dejar escapar ni una gota. ¡Todo a la garganta! Con una sonrisa, su garganta asimilaba el esfuerzo de tragar. Al fin abrió la boca y respiró hondo. Pero no terminó en eso. Me lamió todo, desde los testículos al glande, chupando todo los restos. ¡Quedé limpio y brillante! «¿Dormimos ahora mi amor? ¡Sé que quedaste cansado! En dos o tres horas te despierto para jugar de nuevo. ¡Jajaja!» «¡Ahora sí! ¡Ganaste!» «¡Vamos todavía!»