LAS PAMPAS CHATAS 4 - Relatos Eróticos

LAS PAMPAS CHATAS 4

-¡No fue únicamente Micaela! –Laura protestaba.
-Me había olvidado. Te lo juro. Te acordás, cuándo me preguntaste de algún caso raro, te dije que no tenía ninguno… ¿eh? Sólo cuando me dijiste “yo te ayudo” me acordé de Marilina…, y bueno… durante el relato surgieron todas la cosas que hicimos…
-¡Yo también las quiero hacer con vos! – Laura estaba ardiente, como siempre.
-Te lo propuse… y no quisiste…
-Y… no, en ese momento…
-¿Y por qué ahora si?
-Y… ¿Qué querés qué te diga?
-No sé… Vos cambiaste de opinión, no yo.
-Tenés razón, Si, tenés razón. ¡Ahora soy otra! – Laura me tomó el rostro y me besó. – Luego de todos estos días junto a vos…, cambié. ¡Es así! Yo no era tímida, para nada…
-Si, ya me di cuenta…
-¡No me imaginaba que con vos me convertiría en otra mujer!
-¿Por qué en otra? Yo te encuentro tan maravillosa como siempre…
-¡Pero cambié! ¡Y no tengo absolutamente nada de vergüenza! Cuando voy para casa… y luego…, a la noche, estoy sola… me masturbo pensando en vos. ¡Quiero seguir con vos! ¡Haciendo todas las cosas que querés…!
-¡QUÉ QUEREMOS! ¡Nunca te obligué a hacer algo que no quisieras!
-Tenés razón…, pero me convertí… ¡en una DANINFÓMANA! Quiero coger con vos en todo momento… ¡Con vos soy libidinosa, lujuriosa, pervertida! ¡Todo eso y no me importa! ¡Quiero hacer de todo! ¡Todo lo que me permita gozar de tu cuerpo y el mío! ¡Todo! ¡Y SÓLO CON VOS!
-¡Estamos listos! ¡Jajaja! ¡Yo también soy todo eso! – Le quería sacar dramatismo a semejante ...

... “declaración”. – Y lo hacemos… ¿Qué problema hay?
-¿No me considerás una puta por eso? – Laura se había puesto sería.
-Tesoro…, mi amor… ¡Sos reputísima! ¡Conmigo! ¿Lo hacemos por placer o para faltarnos el respeto, hacernos daño?
-Por placer… ¡siempre placer! Pero… me arruinaste el futuro… como a Marilí…
-¿Por qué eso?
-¡Porque no lo voy a poder repetir con nadie! ¡Porque sos único y cualquier comparación es imposible!
-Ya hablamos de eso. No soy único ni mucho menos. Una mujer tan hermosa y… tan… sexi como vos…, puede conseguir lo que sea…
-¡Ibas a decir tan calentona como yo! ¡Eso pensás! – Laura se acurrucó y sus ojos se humedecieron.
-En todo caso…, tan calentona como ambos. Todo lo que dijiste de vos…, lo aplico perfectamente a mí. ¡TODO!
-Vamos al baño, así no ensuciamos. – Laura estaba decidida a tomar la iniciativa.
-Dale, vamos.
Fuimos casi corriendo. Me senté en el borde del pediluvio -un cordón de unos 15 cm de altura-, y Laurita puso una pierna dentro y otra afuera. Yo entre ellas, mirando su maravillosa conchita…, y con la boca abierta.
-Apuntá bien… ¡Jajaja!
-Y… no sé…, como salga… Para los varones es más fácil apuntar… ¡Jajaja!
Por suerte ya estábamos de joda nuevamente. ¡A gozar se ha dicho! Vi las gotitas y pronto se hicieron chorrito. Cálido y saladito. ¡Me hizo acordar a Micaela y Marilina! ¡Toda la exquisitez que da no tener límites!
-¿Te gusta, papito? – No veía el rostro de Laura, pero me imaginaba el gesto de placer.
-¡Riquísimo!
-¡Uy dio! ...