MI FANTASIA SIEMPRE FUE MAMAR VERGA - Relatos Eróticos

MI FANTASIA SIEMPRE FUE MAMAR VERGA

... 
-	¿Miedo?
-	Pues algo, yo ya soy mayor de edad, Rafa.
-	Pero yo no soy un niño.
-	Pues eso sí.
-	¿Quieres realizar tu fantasía, guapo?
-	¿Y si regresan?
-	Ja, ja, ja. Son mujeres viendo ropa, guapo, de aquí te vas a ir de noche, créeme. ¿Te puedo dar otro beso?
-	Los que tú quieras.
   Nos besamos de lo más rico, yo sentía la verga bien dura y mojada. ¿Era realidad lo que estaba pasando o era un sueño? Así seguimos durante un tiempo, pues yo lo incitaba con mis besos, nervioso, temeroso de avanzar. ¿Por qué eres tan tonto? Me decía en la cabeza, pues tenía la mesa puesta para vivir algo que había deseado por año, y con quien, con un adones en plena adolescencia, fuerte, alto guapo. No, podía dejar pasar esta oportunidad; me arrepentiría toda la vida.  Entonces le puse la mano en el pantalón sobre la verga, se le sentía de piedra, se la estuve sobando unos segundos, y luego le bajé el cierre con algo de trabajo, le desabroché el pantalón y le acaricie la verga sobre sus calzones de mujer. ¡Tenía una verga en la mano!
-	Si no es tan bueno como esperas, recuerda que será mi primera vez. 
-	Para mí es la primera vez que me la maman, me muero de ganas, no sabes como estoy por dentro. 
Me arrodillé frente a él, entre sus piernas y puse mis brazos sobre sus muslos. Lo miré a la cara y nos sonreímos. Le dije ahora con toda la confianza del mundo, que era extremadamente guapo.  Luego tomé su pantalón por los costados y lo empecé a bajar, se lo quería quitar todo, sería ...

... mi primera vez dando sexo oral a otro hombre y no deseaba que nada me estorbara. Se lo bajé todo, le quité los tenis y le saqué el pantalón. El se sacó la playera; mejor, vaya que estaba bueno el muchacho, no me pude resistir y le di varios besos sobre el abdomen, y hasta se lo lamí. Quedó frente a mi sin nada de ropa, más que sus lindos calzoncitos rosas. Yo me sentía extasiado, recargué el costado de mi cara sobre el bulto de sus calzones, y sentí  que su verga latía como un corazón. Puse mi boca sobre sus calzones y le soplé mi vaho caliente, su verga reaccionó y él me dijo.
-	Eso se siente delicioso, Jorge. 
  Entonces lo hice otra vez y otra vez. Luego me decidí, había llegado la hora y, aunque su verga se marcaba bien cabrón bajo sus pantis, que estaban mojadas, ya era la hora de liberarla. Así que le fui bajando los calzoncitos con las dos manos y pronto. ¡Bingo! Que brinca su verga preciosa. ¡Ay, mi amor, estás guapo hasta de la verga! Y es que la tenía deliciosa, larga, gruesa rosita, con el glande bien definido y ancho, ya escurriendo ese líquido transparente que a todos nos sale nada más nos excitamos.  Por si eso fuera poco tenía unos huevos preciosos, y se notaba que se cuidaba mucho los pelos, casi depilado por completo pero alrededor de su, ay, ay, de su gloriosa verga tenía un bello jardín de vellos bien recortados, se veía precioso. Se lo hice saber, y él me lo agradeció con una caricia en mi rostro. Me dijo que se cuidaba mucho porque no le gustaba que a ...