1. HUEVOS REVUELTOS 2


    Fecha: 21/04/2022, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... más todavía! Ya ni sabía lo que pasaba en la película. Sacó la mano desde abajo y se llevó los dedos a la boca. «¡Sos riquísima!» Los chupó bien y nuevamente puso la mano bajo mío. «¿Querés verme?» «¿Si? ¿Qué?» «Ahora te muestro. Dale, bajame el cierre.» Tuve que usar las dos manos. «Meté la mano y sacalo.» «¡Dios! ¡Qué cosa grandota!» «¿Te gusta?» «¡Qué grande es!» «Acariciame.» Me puso la mano alrededor del pito y me dijo como subir y bajar. Lo tenía durísimo. «Agarra la pielcita allí y bajala.» Descubrí la cabezota, rosada, húmeda y brillosa. Facu seguía acariciándome la conchita y también la cola, con toda la mano. ¡Qué lindo era eso! «¿Nunca estuviste con un  chico?» «No, nunca.» «¿Nunca te la metieron?» «No, nunca. Bueno… yo me meto los dedos, con la chicas de la escuela.» «¿Así?» Creo que me metió dos dedos. «Si, así. Así me gusta más.» «Entran muy bien. La tenés muy linda. ¿Querés sentarte encima de mí?» «Bueno, dale.» Seguía los consejos de las chicas. Me alzó, me bajó la bombacha, totalmente mojada, y me acomodó sobre el pito. Como la bombacha seguía en mis piernas, me puso de espaldas a él. Sentí como acomodó la cabezota en mi agujerito. Y me fue bajando despacito. Yo sentía como iba entrando. ¿Me dolerá? Me habló al oído. «No hagás ruido. Si te duele decime y paro ¿sabés?» «Si, si, dale, dale. ¡Metemela!» Y me fue bajando. Por un momento sentí un dolor… ...
    ... «¡Ahhh!» «Despacito, no grités.» «Es… ¡qué es muy rico!» Y me clavó hasta el fondo. «¡Ya está! ¿Ves? Quedate quietecita. ¿Te duele?» «Un poquito…, pero me gusta!» Me tomó de la cintura y empezó a subirme y bajarme. ¡Lo sentía tan bien y tan rico! Yo quería darme vuelta para besarlo. «Facu… ¿me dejás sacar la bombacha así me puedo dar vuelta?» Me la sacó él mismo, me levantó, saco el pito de adentro mío y me dio vuelta. Me lo volvió a enterrar. No sentí ningún dolor. Lo abracé y nos besamos en la boca. Me la abrió con la lengua y me acariciaba la cola mientras me seguía moviendo hacia arriba y hacia abajo. Yo largaba chorros y más chorros. Ya no me preocupaba lo que era. ¡Sólo me sentía inmensamente feliz! «Clarita, preciosa… ¡voy a acabar!» «¿Qué qué es eso?» «¡Te voy a llenar la conchita de leche!» «¿No ensucia eso?» «No te preocupés. Traje pañuelos, acá, abajo del almohadón. Traje varios para secarnos. Ahora lo vas a sentir.» Me subió y bajó, y me la clavó hasta el fondo. Sentí un líquido pastoso y calentito… dentro de mí. «¡Uy! ¡Te sale lechita!» «Es la lechita mía. Después la vas a ver…, te va a gustar…» «¡Si, seguro! Mis amigas me dijeron que es muy rica…» ¡Y ESA FUE LA PRIMERA VEZ! Después lo hicimos un montón de veces. Cuando me vino la menstruación, si suponíamos que estaba en días peligrosos, Facu me acababa afuera…, y me enseñó a mamarla y a tragármela. ¡Riquísima! 
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