HUEVOS REVUELTOS 4 - Relatos Eróticos

HUEVOS REVUELTOS 4

... hubiera hecho tu hija, pero no es así, ni nunca lo será, porque vos ya actuaste…
-Pero… sé que le vas a gustar…, y sé que la vas a ser muy feliz, mucho más, muchísimo más, de lo que podría ser con cualquier otro…
-Pero vos le dijiste ¿no? No fue ella quien me eligió… 
-Pero no le dije que tenía que venir y acostarse con vos. Lo dije como una posibilidad…, que podría ser…, que la pasaría muy bien…, que yo la paso muy bien…
-Mirá, yo quiero saber, por lo menos, cómo reaccionaría Clarisa si me conoce…
-¡Te conoce!
-Me vio dos minutos comprando cigarrillos… Eso no sirve. Tengo que hablar con ella, intercambiar palabras. Tengo que sentirla, en un momento intrascendente, no en algo especial. ¡Eso es cuando la gente simula! En alguna oportunidad, cuando te esté reemplazando en el kiosco voy a ir. ¡Pero tenés que prometerme que no le dirás nada más! No quiero que me mientas…, no tenés que decirle nada más. Yo le voy a decir que soy Daniel…, y chau, nada más. Quiero ver cómo reacciona. No tenés que decirle absolutamente nada. ¿Estamos?
-Está bien. Te prometo que así será.
Nos dimos un largo y amoroso beso… y se fue. Veremos cómo sigue la cosa…
	A los tres días vino Laura. Cogimos como siempre. No le hice ningún comentario. Me hice el gil. Cuando el sábado pretende “mandarme” a Clara, le digo que no. Que tengo dos entradas para un boliche donde toca un músico que me gusta y que sé que a ella le va a gustar… Me dice que no puede, que tiene un compromiso “ineludible”. “Andá con ...

... Clara.” Le digo que no. Que si ella no viene perderé la entrada y que iré solo. No le hago drama pero me quedo serio. Le corté el teléfono. 
Durante la semana ambas se habían turnado varias veces. Ayer había venido Clarita. El viernes pasado también. Habíamos tenido cuatro hermosas sesiones de sexo, con la expresa decisión por parte de la rubia, de practicar todo lo que hacíamos con Laura. El sábado le “tocaba” a la morochita. Laura me habló para confirmar. A veces salíamos los sábados. Aunque llegáramos tarde, las chicas abrían el kiosco más tarde los domingos. Le confirmé que estaría y que nos quedaríamos en casa. Ella lo aceptó feliz. No habló de ningún “compromiso ineludible”.
Cuando llamó, a eso de las ocho, la hice subir. Cuando abrí la puerta… ¡sorpresa! 
-La invité a Clara a venir conmigo… 
-Lauri me dijo: “a Dani le gustará mucho”.
¡Dios! ¡Estas dos hembras compartiendo la cama! ¡Todo un milagro! ¿O me quieren matar? ¿O Laura espera “reivindicarse”?
-¿Qué es esto? ¿Una operación multiuso? ¿Una convención de sexópatas?
-¡Jajaja!
-No, no. Venimos a aclarar algunas cosas… y darte un premio… - Laura me encara y me besa. 
-Creemos que te lo merecés… - Clara remarca la acción de Laura. De acuerdo a mi costumbre, como cada vez que sé que alguna de ellas viene a verme, me pajeo para ponerme al palo, y comprueben que mi estado es de acción inmediata. En este caso no sabía que venían las dos…, pero ellas saben cómo me encuentran. Cuando me besaron, tal como siempre, ...