1. Mi padre


    Fecha: 25/07/2017, Categorías: Masturbación Autor: DENYS PERVERSO, Fuente: CuentoRelatos

    ... armó de valor y le dijo:
    
    —¿qué es lo que quiere? Yo no tengo ningún compromiso con usted.
    
    —creo que olvidas el interés que tenía por ti, ¿acaso no te lo dijo el cantinero?
    
    —sí, pero yo lo rechacé.
    
    —en realidad eso no importa, te convertiste en su mujer y parte de mi venganza.
    
    Zacarías, sacó de entre sus ropas una delgada daga, causa de varias muertes. Naty miró el reluciente metal y se quedó helada.
    
    —¡no espere! Estoy embarazada.
    
    —en verdad crees que no lo sé, debiste preguntar si me importa.
    
    —se lo suplico finalmente no le hicimos nada.
    
    —tu qué demonios sabes, él si me la debe y me la voy a cobrar.
    
    —ignoro lo que Zenón le haya hecho, pero por qué mi hijo y yo.
    
    Zacarías vio la angustia de Naty, y por primera vez en su vida, mostro algo que no me atrevo a decir “nobleza”.
    
    —Si sabes lo que te conviene, no me has visto, no me des una razón para volver a verte.
    
    Naty lo vio salir de la habitación, hecha un mar de llanto. Zenón atendía algunos clientes, al terminar el último, acomodaba algunas cosas, y de pronto escuchó que alguien cerraba la puerta de su negocio. Volteó, solo para observar a su padre frente a frente.
    
    —¿qué pasa? Parece que miras a la muerte.
    
    —en cambio yo, si veo un muerto.
    
    Zacarías estaba a un paso de Zenón.
    
    —sabes no sé cómo decirte, ...
    ... pero no te tengo miedo.
    
    —eres valiente y eso me gusta Zenón. Pero eso no te hace invulnerable.
    
    —Naty, no te pertenece.
    
    —yo decido que me pertenece o no.
    
    La serenidad de Zacarías causaba temor. Mientras que Zenón cada vez se miraba más nervioso.
    
    —lo de Natalia, te lo perdono. Finalmente, no era mi mujer. Pero que te hayas cogido a Carmela, no te lo perdono. Ella si era mi mujer, pero para ti, el agravante es que es tu madre. A ella también la hubiera matado, de no ser porque no sabe, que tomaste mi lugar esa noche.
    
    Zenón palideció al instante, reconoció que a Zacarías le acompañaba la razón. Sin embargo, respondió con aplomo.
    
    —tu mujer, ¿cuándo le diste ese lugar?
    
    —tu madre sabía que yo era casado y me aceptó, se lo dije con claridad, que yo nunca podría darle el lugar que ocupaba Antonia. Aun así, me aceptó.
    
    Zenón perdía terreno en aquellas aclaraciones, pero no quería morir. Estaba claro que su padre sabía quién era, y no le iba perdonar la vida. Quiso aprovechar y sorprenderlo, pero Zacarías, era perro cebado y le atravesó el corazón, con la daga que traía libre en su mano derecha. Zenón, permaneció de pie unos segundos, con la vista fija en su padre. Contrastes de la vida, mucho trabajo le costó verlo en su vida, y ahora en su muerte, era la última figura que observaba. 
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