1. La luna de Hokkaido


    Fecha: 29/07/2018, Categorías: Gays Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues

    ... chico por el que sentía mucho más que simple deseo, le estaba haciendo el amor, lo estaba penetrando, lo estaba cogiendo, y descubría que eso que sólo había imaginado hasta entonces, era más bello que lo que había fantaseado! Minoru pensaba, qué estoy viviendo?, es tan bello!, me siento en una nube. Pensaba en todas sus fugaces novias, comparaba, nunca, ni con la bellísima y dulce Ume, había logrado sentir algo más que un cierto placer animal. Y ahora con este chico, un chico!, sentía una felicidad y una paz que lo llenaban completamente. Pensaba en sus padres, lo hubieran entendido? Oto san habría siquiera imaginado que sobre esos tatamis, que él mismo habia puesto para que su hijo jugara mientras la luna lo cuidaba a través de los ventanales, su primogénito y único hijo estaría descubriendo su homosexualidad sobre las dos blancas lunas del culito de un bello muchacho? Mejor no pensar más, la tibia espalda de Kenji, el pequeño fuego que nacía de su culito, lo devolvieron al presente, se apretó más sobre su amado y sólo se dedicó a sentir lo que su cuerpo le transmitía. Y lo que los cuerpos se transmitían era tan intenso, la energía que manaba de esa unión, de esa fusión entre el virginal culito de Kenji y su ardiente pija los llenaba tanto que los dos deseaban que los relojes se detuvieran y que ese instante durara para siempre. Fue largo, pero a la media hora de subir y bajar acompasadamente, de besar, de compartir gemidos, de chapoteo de jugos compartidos, de concha ...
    ... mojada, de pija devenida en fuente inagotable de preseminal, Minoru sintió llegar su semen y sus gemidos se convirtieron casi en gritos, Kenji sintió llegar el semen de Minoru, su culito, aunque dilatadísimo, sintió cómo la pija de su amado se engrosaba, cerró los ojos y llevó toda su atención a su culito, percibió los estertores de ese palo maravilloso y la calma que sobrevino. Luego la habitación quedó en silencio, sólo la respiración agitada de Minoru se elevaba sobre el delicado sonido de la nieve contra la ventana. Unos instantes después, sintió nacer un tibio manantial debajo de su ombligo, su sensibilidad era tal que podía sentir la leche de Minoru dentro suyo, la sensación en su pancita se convirtió en suave fuego que se expandió a toda su pelvis, como si un pequeño sol hubiera anidado dentro de él y lo llenara de vida, de vida luminosa y eterna. Manaron lágrimas de sus ojos, unas pocas. Su cuerpo le confirmaba lo que su corazón le había dictado, se sentía plenamente mujer, mujer de Minoru, para siempre. Minoru se quedó en silencio sobre la espalda de Kenji, relajado, feliz como nunca había sido, su cuerpo le confirmaba lo que su corazón le había dictado, era homosexual, y no deseaba más que vivir junto a Kenji, ese putito delicioso que le había hecho caer todas sus barreras, todas sus defensas culturales de macho alfa. Su pija se fue durmiendo de a poco hasta que abandonó el culito de su amado. Se bajó, se abrazaron en silencio, acariciándose mutuamente y en minutos se ...
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