1. Sexo en la vieja hidroeléctrica -5 bis- Una semana más tarde


    Fecha: 31/07/2018, Categorías: Otras Categorías, Autor: superrapado, Fuente: CuentoRelatos

    ... interesa que se sepa que hubo un crimen. Si alguien quiere profundizar en las causas, que lo haga. Por cierto, su contacto de la hidroeléctrica tendrá que declarar.
    
    El administrativo le mira con pánico.
    
    -Eso significará exponernos a la luz. No sólo él. También yo... y usted.
    
    El agente se vuelve con gesto violento. Pero lo controla en décimas de segundo y responde en un tono casi indiferente.
    
    -¿Yo? ¿Por qué yo?
    
    -Mi contacto tendrá que explicar lo que había entre el muerto y él. Y entre él y yo.
    
    -Todo bajo secreto de sumario.
    
    -Y yo tendré que explicar mi relación con usted.
    
    El rural se muerde levemente los labios bajo el espeso bigote.
    
    -Me ha ayudado a desentrañar un asesinato. Ha sido un buen ciudadano que ha colaborado con la ley cuando se le ha solicitado. No hay que explicar más.
    
    -¿Ese ha de ser mi discurso?
    
    -¿Quiere tener otro?
    
    La mirada del agente cohíbe al administrativo.
    
    Se instala un silencio duro y molesto entre los dos hombres.
    
    -¿Me invita a un café? -rompe el tenso momento el agente.
    
    El funcionario municipal solicita el café para el rural.
    
    -¿Nos sentamos?
    
    Ocupan una mesa algo apartada.
    
    -Dígame: ¿necesitará ayuda a la hora de preparar su declaración?
    
    -No me gusta verme envuelto en todo este embrollo. Y tampoco confesar la naturaleza de mis intimidades. Las paredes oyen y las informaciones se deslizan de los sumarios. Usted lo sabe bien.
    
    -Le siento en extremo paranoico.
    
    -¿Y si digo que mi relación con mi ...
    ... contacto se debe a que un día me abordó por mi parecido con el difunto y que en su conmoción me habló del crimen? Es decir, casi lo mismo, pero sin carne de por medio.
    
    -Tendrá que convencer a su contacto. Las declaraciones de ambos deben coincidir.
    
    Los dos hombres vuelven a mirarse en tensión.
    
    -Parece que cualquier solución pasa porque yo hable él.
    
    -Y le convenza.
    
    Nos jugamos mucho. Usted, yo...
    
    El agente da un distraído sorbo a su café y levanta una mano en señal de saludo a otro parroquiano que ha cruzado cerca de ellos.
    
    -¿Ha pensado en mí desde lo del coche?
    
    -No dejo de pensar en usted para mi tormento -se sincera el empleado.
    
    Se miran a los ojos.
    
    -Hice el amor con mi esposa -confiesa el agente- pero sólo pensaba en el placer que usted me dio. Y una pregunta me obsesiona. La aparto de mí pero me puede. Porque me pregunto y me pregunto si... si debo conformarme tan sólo con lo que siento cuando usted sostiene mi sexo en su boca.
    
    -¿Qué quiere?
    
    -He visto su trasero, lo he tocado, recuérdelo. Y ahora soy prisionero de unas ganas casi enfermizas de penetrarlo. De tomarlo incluso contra su voluntad.
    
    El agente aparenta entereza mientras habla, pero sus ojos se han humedecido.
    
    -Le arrastraría al baño de esta mierda de cantina, le esposaría a la cañería del agua de la cisterna, le arrancaría los pantalones y le sodomizaría sin piedad.
    
    Mire mis manos: tiemblan. No sé qué voy a hacer con este sentimiento.
    
    ¡Dios, no puedo aguantarme, no ...
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