1. Sexo en la vieja hidroeléctrica -5 bis- Una semana más tarde


    Fecha: 31/07/2018, Categorías: Otras Categorías, Autor: superrapado, Fuente: CuentoRelatos

    ... puedo!
    
    El rural se levanta.
    
    -Vayamos al baño.
    
    -¿Qué?
    
    -¡Vayamos al baño! -insiste por lo bajo.
    
    -¿Ha perdido el juicio?
    
    El agente no hace caso de la prevención del administrativo y se mete directo por un pequeño pasillo que conduce a los servicios.
    
    El empleado se queda petrificado en su sitio. No sabe si seguirlo o salir corriendo de la cantina.
    
    El reloj corre lento, los minutos pasan. El policía no regresa.
    
    El administrativo, sentado en la mesa con el café en la mano, no mueve ni un músculo a causa del conflicto en el que se encuentra sumido.
    
    “Pero el que no arriesga, no gana” se dice a sí mismo.
    
    De repente, se levanta, mira a su alrededor. Un anciano que habla con otro le observa.
    
    ¿Hablarán de lo que piensa practicar en el baño? ¿Lo saben? ¿Sabe la cantina entera que su propósito es dejarse dar por el culo en los servicios?
    
    Las piernas le comienzan a temblar. Pese a ello da un primer paso.
    
    Justo en ese momento ve al agente regresar a la mesa. Y trae algo en el puño cerrado de una mano.
    
    -No ha venido -dice éste en cuanto se sientan de nuevo- No ha tenido huevos.
    
    -Va usted demasiado rápido.
    
    -Yo no soy dueño de mi tiempo como lo es usted.
    
    Al final he tenido que buscar mi propio alivio. Y le traigo esto como prueba.
    
    Le entrega lo que aprisiona en el puño.
    
    El administrativo lo toma. Lo examina discretamente. Son unos calzoncillos. Y están húmedos. Una soberbia mancha blanquecina de lefa se esconde en el interior del ...
    ... amasijo. El olor le golpea el olfato y una abrupta erección se hace presente.
    
    -Es usted un ser abyecto. Le odio -dice con la piel completamente erizada.
    
    -Me lo devuelva si no lo quiere. Y si lo acepta, póngalo cerca de su sexo. Vamos, quiero ver cómo lo hace.
    
    El administrativo, con disimulo, se mete la prenda manchada por la cintura del pantalón hasta situarla sobre su propia erección. La lefa aún tibia le embadurna la punta de la verga.
    
    -¿Quiere que perdamos esto? -pregunta el rural.
    
    El administrativo niega con la cabeza.
    
    -Entonces hable con su contacto. Convénzale de que testifique. Todos saldremos ganando. Lleve la prenda que le acabo de dejar a modo de amuleto. Será como si yo le acompañase.
    
    Se levanta y va hacia la barra de la cantina. Allí saluda a un par de parroquianos con los que intercambia unas palabras.
    
    El empleado del consistorio no puede apartar sus ojos de él: de sus muslos, de su trasero, de la entrepierna, de sus esposas, de su arma reglamentaria, de su leve tripilla de hombre bien casado... Y con movimientos lentos se presiona su propia entrepierna deslizando la prenda manchada sobre su glande; sin dejar de mirar hacia al dueño de la prenda y del esperma, tan masculino, tan manipulador, tan cabrón e interesado... Y se toca, y se presiona...hasta que un inevitable orgasmo le llega sentado en la apartada mesa mientras los demás departen de asuntos del campo o juegan a las cartas.
    
    Tan sólo el temblor en la quijada y manos, y un cierto ...
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