1. LA PATRONA EXIGENTE 4


    Fecha: 11/08/2022, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... las piernas. Chupé y lamí el exquisito juguito… «¡Ludmi, mi amor! ¡Qué rico es tu juguito!» «¿No es pis?» «¡No mi amor! ¡Es el juguito del orgasmo! ¡Lo larga tu conchita!» «¿Orgasmo? ¿Tuve un orgasmo?» «¡Claro, muy lindo!» «¡Uy dio! ¡Nunca me pasó! ¡Qué lindo es! ¡Sentí como cosquillas en la cosita!» «¿Qué cosita?» «Y… esa… la que tengo entre las piernas… ¡Vos sabés! ¡Dónde me besaste!» «¡Tu conchita!» «Bueno…, sí… ¡Qué bien me siento!» «¡Y recién empezamos!» Seguí besando su espalda. Desabroché la pollerita y la retiré. Levanté la blusa. ¡No tenía corpiño! Tampoco le hacía falta; solamente sería para disimular los tremendos pezones, erguidos y duros. Mucho mejor. Besé su cuello, sus lóbulos, todo lo que podía de su rostro, ojos, mejillas, nariz, pera, pómulos, de un lado y del otro. Ella giraba la cabeza, para sentir y gozar de los besos… «Date vuelta, tesoro, ponete boca arriba.» Se cubrió con las manos las tetitas y la concha. Fue instintivo. Desabroché la blusa y la retiré. No tuvo más remedio de retirar las manos de los lugares “épicos”, para sacar la blusa. Ignoré los pezones y el sexo. Volví hacia los pies y las piernas. Besos, caricias y lamidas… Ludmi respiraba aceleradamente. Estaba llegando a un nuevo clímax. Yo pensaba en lo que pasaría cuando le bese la conchita… Era hermoso. Unos labios externos regordetes y mordibles. Apenas unos muy suaves pelitos en el Monte de Venus, castaños, muy claritos, casi rubios. Enredé la lengua en alguno de ellos. Retomé los ...
    ... muslos antes de llegar a los labios. Los mordisqueé suavemente. Ambos, arriba y abajo. Metí la lengua en la raja…, y acaricie el interior desde el perineo al clítoris. Hermosamente húmedos y cálidos. Ludmila se estremeció, tembló, se sacudió y descargó un nuevo orgasmo. «¡Ay Dani! ¡De nuevoooo… ¡Ay dios!» ¡Era el momento! ¡Estaba tan caliente que no sentiría ningún dolor! Yo seguía vestido. Me saqué la remera. Ludmi había abierto los ojos cuando sintió que yo me retiré de su cuerpo. «¡Uy Dani! ¡No me di cuenta de que estabas vestido! ¡Dejame!» Se irguió y me bajó el elastisado pantaloncito. ¡Algo cómodo y fácil! La pija saltó como resorte. «¡La tenés mojadita! ¡Cómo te brilla la cabezota! ¡Dámela!» Me la agarró. Se inclinó hacia ella y sacó la lengua, lamiendo la cabeza y el tronco, casi hasta la mitad, de donde la tenía agarrada. «¡Qué lindo, nena! ¿Quién te enseño a hacerlo tan rico?» «Me enseñó “abuelita”, pero lo había visto en unas fotos.» «¿Y abuelita con que lo hizo? ¿Algún juguete?» «Si…, una cosa que parece…, bueno…, esto, como el tuyo…, bah, parecido… Esta es más linda…, porque esa cosa no estaba mojada…» «¿Y te la metiste en la boca?» «Un poquito…» «Metétela en la boca y chupala.» Miró la cabeza atentamente y se la metió en la boca, apretándola con los labios. La lamió todo lo posible. No había dudas de que miraba revistas porno… y que “abuelita” le enseñaba muy bien. «¡Qué rica es! ¡Nunca había probado una!» «¡Me alegro de que te guste!» «¡Si, mucho!» Se la sacó de la ...
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