ESTÁ DURA LA ARMADURA - Relatos Eróticos

ESTÁ DURA LA ARMADURA

... el camisón de Andina. 
-Ay, Dios…, ¡qué vergüenza!
-¿Qué cosa?
-¡Este camisón! ¡Cosa de vieja!
-Bueee…, todo lo que vi gracias a este camisón son tus hermosas tetas… ¡Jajaja! ¡Con ese escote!
-¡Nunca pensé que iba a estar en la cama con un hombre! – Andina sonreía con picardía. 
-Por eso…, lo mejor es que te lo saque.
-Es que… me da vergüenza…
-¿Por qué? ¡Es tan hermoso tu cuerpo!
-¡Uy Dios! ¡Sííí! ¡Quiero! ¡Si! – Andina se irguió desde los talones y por la cabeza le saqué el camisón. Quedó desnuda. Mi boca fue a todo su cuerpo, a sus pezones, a sus tetas, a su sudor bajo los globos, a las axilas…
-¡Ay! ¡Ay Dani! ¡Ay! ¡Qué hermoso es todo! ¡Dios! ¡Me matas! ¡Me siento 30 años más joven! ¿Quién te puso en mi camino? ¿Quién considera que merezco tener en mi cuerpo a alguien como vos? Dani…, Dani…, te quiero… ¡No, no puedo! ¡Es demasiado!
-¿Qué es demasiado?
-¡No! ¡Nada! ¡Todo! ¡Todo! ¡Soy poco para vos!
-¡Noooo! ¡Sos genial! ¡Hermosa! ¡Deseable! ¡Hecha para el sexo! ¡Toda vos! Tu nalgas, tus pechos, tu boca, tu sexo…, ¡todo es tan lindo! ¡Y quiero tenerte toda!
Me acosté sobre ella, para un misionero. No quería demasiado novedades todavía. No es fácil penetrarla. ¡Demasiado tiempo sin uso! Me apoyé en las rodillas y bajé despacito. El glande se abría paso lentamente. No quiero forzar nada. ¡Tal vez ella decida entregarse! 
-¡Uy Dios! ¡Dani! ¡Qué lindo! ¡Qué lindo! ¡Te siento Dani! ¡SÍÍÍÍ! – De pronto levantó las caderas. ¡Era lo que quería! ¡Toda adentro! - ...

... ¡Ay mi amor! ¡Te gozo tanto, tanto, tantoooo!
	¡Y derramó tremendo orgasmo! 
-¡Dios papito! ¡Cómo si fuera la primera vez! ¡Dios! ¡Me vieneeee! - Otro orgasmo. ¡Si! ¡Parecía debutante!
-¡Qué lindo mamita! ¡Cómo me gusta sentir tus jugos, tan ricos! Si pudiera seguir dentro de ti te estaría chupando.
-¡No! ¡No salgas! – Nuevamente levantó las caderas. ¡Estaba tocando el útero con el glande! 
-¡Para nada, mi amor! – Comencé un suave bombeo. Aldina cruzó sus piernas en mi cintura. 
	Con sus caderas acompañó mi ritmo. ¡Se entusiasmó! ¡Cada vez más rápido! ¡Ella me forzaba! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! Mi ingle chocaba contra la suya. Los testículos golpeaban el perineo. ¡Andina estaba enloquecida! Su boca comía mi boca, sus piernas me partían en dos, sus brazos me ahorcaban… En un momento pude tomarme de sus glúteos. ¡Sino me tiraba de la cama! Me esforzaba para no acabar… ¡Quería seguir toda la noche! ¡Qué Andina jamás se olvidara!
	¡Gemía! ¡Gritaba! ¡Me mordía! Menos mal que no se la di para chupar…, ¡sino me la cortaba!  
-¡Auggg! ¡Auggg! ¡Dani! ¡Me muero! ¡Me muero! ¡SÍÍÍÍÍÍÍ! ¡Otro más! – La sacudida fue tremenda. ¡Si! ¡Si no estaba agarrado así hubiera ido a parar al suelo! ¡Y dice que está viejita!
	¡Quedo “desmayada”!
-¡Dios Dani! ¡Sos un corruptor de menores!
-¿Menores?
-Si, claro. ¡Me siento como si tuviera 15 años! ¡Nunca disfruté tanto! ¡Cómo si fuera la primera vez! – Me tomó del cuello y me llenó de besos. 
-¡Qué alegría Andina! ¡Cómo me gusta que te sientas ...