Mi odiosa madrastra, capítulo 5
Fecha: 30/01/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... indignado. Entonces resultaba que Juan era la clase de tipos a los que yo más detestaba. Esos que buscaban cualquier excusa para manosear a las mujeres—. Y a vos ¿No te interesa él? —pregunté después, pensando en que eso de que se creía una especie de versión argentina de Richard Gere no era algo exagerado de su parte, pues el tipo tenía su facha, y así como andaba detrás de las mujeres, no fueron pocas las veces que vi a alguna chica sonriendo como estúpida mientras hablaba con él. Por otra parte, Nadia me había dado muestras de sobra de que era la típica calienta braguetas, que le gusta provocar a todos los hombres con los que se cruza.
— Ni loca —respondió ella, tajante—. Y mi rechazo hacia él no es por su aspecto, sino por esa actitud de buitre que tiene. Es despreciable.
Por una vez encontraba algo en común con ella. Esos tipos que andaban revoloteando alrededor de la mujer que los atrae, esperando un momento de debilidad de ellas, en lugar de valerse de sus propias virtudes, me parecían unos imbéciles.
Aunque también me parecía raro que alguien que se dedicaba a lo que Nadia se dedicaba, tuviera ese rechazo que manifestaba por ese tipo de personas. Al fin y al cabo, mi madrastra dependía económicamente de esa clase de gente. Si no fuera por ellos, su profesión no tendría razón de ser, y se vería obligada a buscar un trabajo común y corriente, en donde no ganaría ni la mitad de lo que ganaba, y tendría que trabajar el doble. Y ni que hablar de que, el ...
... contexto en el que vivíamos en ese momento, hacía más que complicado conseguir un buen empleo.
— Pero hoy pasó algo más ¿No? —pregunté, ya que el hecho de que me contara sobre él en ese preciso momento, no podía ser casualidad.
— Sí —dijo ella, largando un suspiro—. Él siempre me busca charla. Saca tema de cualquier cosa. Es bastante pesado. A veces se para en la puerta del ascensor y no deja de hablarme de cualquier cosa. Siempre encuentra la excusa para decirme que estoy linda, y esas cosas… —se detuvo un segundo. Tenía la mirada perdida en el plato. Como si estuviera buscando algo entre los fideos—. Ya me cansé de rechazar sus invitaciones —continuó diciendo—. Cuando quiso acercarse a mí, tras la muerte de Javier, con la excusa de ser una especie de confidente en quien me podía apoyar en mis momentos de tristeza, tuve que ponerle un alto, porque sus intenciones eran obvias. No era tanto el tema de que se sintiera atraído por mí, sino la manera en que lo hacía ¿Entendés? Bueno, toda esta insistencia terminó por cansarme, y le tuve que poner los puntos. Pero desde hace unas semanas que me pidió disculpas. Empezó a hacerse el buenito. Como que era amable conmigo, pero esta vez respetando el hecho de que yo no me mostraba interesada en él. Y yo pensé: bueno, es alguien a quien veo casi todos los días, así que no está mal que nos llevemos bien, y si ya entendió que lo nuestro no se va a dar... Y sin darme cuenta, de a poco fue agarrando más confianza. Las charlas se hacían más ...