1. Mis odiosas hijastras (11)


    Fecha: 10/03/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... yo besara a alguien de mi mismo sexo me resultaba repulsiva. Para una lesbiana la cosa habría de funcionar igual, pero a la inversa. Por algo había esquivado mis labios con anterioridad. Una cosa era que una mano hurgara en tu cuerpo. Era algo muy invasivo, sí, pero si uno cerraba los ojos daba lo mismo si la que te estaba tocando era un adefesio. Pero un beso realmente demostraba el interés que la otra persona sentía por vos. Al menos eso era lo que creía.
    
    A medida que me acercaba a esa jugosa boquita, esperaba que Agos corriera la cara. Pero cada vez era más pequeño el espacio que separaba nuestros labios, y la princesa de la casa no solo no hacía el rostro a un lado, sino que no desviaba la mirada. Sus expresivos ojos marrones parecían mirarme con mucha expectativa. Yo sostenía su barbilla, con más fuerza de la necesaria, pues ella no hacía gesto alguno que demostrara que se quería salir de esa situación. ¿Estaba cometiendo otro estúpido error? No podía evitar sentir que nuevamente estaba cavando mi propia tumba. Pero cuando ese miedo electrizante atravesó mi cuerpo en forma de escalofrío, ya era demasiado tarde, porque ya estaba saboreando esa perfecta boquita, cuyos labios se abrían para recibir mi lengua. Si con Valu fue todo lujuria y perversión, ahora este beso me retrotraía a mi más tierna juventud, cuando concretar con la chica que te gustaba, te hacía sentir que estabas volando, y que todo en el mundo estaba a tu alcance, y las más difíciles proezas ya no ...
    ... parecían imposibles de concretar. Su lengua sabía a caramelo de frutilla. Casi parecía haberse preparado para ese beso. Era un beso cargado de ternura, que de a poco, se fue tornado más intenso. La abracé, y a pesar de que sabía que corría el riesgo de romper con la magia del momento, pero sospechando que a ella no le molestaría, deslicé mis manos a su perfecto trasero, a la vez que el beso ya no resultaba solo más intenso, sino más lujurioso.
    
    A diferencia del imponente orto de Valu, mis manos alcanzaban para apretar las turgentes nalgas de Agos, casi en su totalidad. A través del ajustado pantalón que llevaba puesto se sentían increíbles. Aunque debido a la gruesa tela de jean no podía sentirla en su máximo esplendor. Me era difícil estrujarla, y me limitaba más bien a acariciarla a través de la prenda.
    
    —Hoy a la noche voy a verte. No se te ocurra hacer ningún pijama party por favor —dije, interrumpiendo un segundo el delicioso beso francés. Agos soltó una risita, pero enseguida se puso seria.
    
    —No te enojes, por favor. Pero yo no soy así. En mi vida solo tuve relaciones sexuales con dos hombres y una mujer. Sí, Mili… Y todavía no sé si quiero hacerlo con vos. Pero creo que ya te demostré que no soy lesbiana, y que no todo fue una mentira. Quería que sepas que algunas cosas fueron resales. Ojalá me creas.
    
    Me alejé de ella, exasperado. Pero a pesar de sus palabras, no perdía las esperanzas de poseer por fin a esa perfecta muñequita esa misma noche. De hecho, había sido ...
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