1. Mis odiosas hijastras (11)


    Fecha: 10/03/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... muy apresurado decirle que iría a visitarla. Tendría que hacerlo y listo. Que ella decidiera en ese momento si quería coger o no. Debía jugar bien mis cartas, y hasta ahora las estaba jugando muy mal, y solo la suerte me estaba salvando.
    
    —¿Y Valu? —dijo, de repente—. ¿Te gusta mucho? A todo el mundo le gusta —dijo después, respondiendo su propia pregunta con cierta melancolía.
    
    —¿Por qué te tenés que estar fijando en los demás? Vos le gustás a todo el mundo. ¿Con eso no te alcanza? No me digas que sos de las que piensan que no alcanza con ganar, sino que siempre es necesario que todos los demás pierdan.
    
    —No tengo ganas de esa psicología barata —retrucó, ácida. Pero enseguida su semblante cambió. Me pregunté si además de bisexual no era bipolar, pues no era la primera vez que la veía modificar su actitud de un segundo para otro—. Perdoná. Arruiné el momento ¿no?
    
    —No —dije, para luego comerle la boca de nuevo.
    
    —Ya nos tardamos mucho. Tenemos que volver —dijo Agos después.
    
    No era la primera vez que me pasaba, que por estar con una de ellas, en una situación íntima, todo lo demás dejaba de tener importancia. Cualquiera de las chicas podría haber entrado a la cocina, y a pesar de que a esas alturas ya me sentía libre de mi compromiso con Mariel, intuía que no era conveniente que las otras conocieran en detalle lo que pasaba entre nosotros. De igual modo, ahora entendía que Valu había hecho bien en mentir sobre lo que había sucedido en su habitación. Seguía ...
    ... pensando que lo de Agos era más envidia que celos, pero no por eso era buena idea propiciar un enfrentamiento entre ambas. Menos ahora que nos habíamos propuesto aliarnos contra Mariel. Todos los engranajes de la cadena debían mantenerse fuertes y, sobre todo, unidos.
    
    —Sí, tenés razón. Volvamos —reconocí.
    
    —Esperá —susurró ella.
    
    Entonces hizo algo que sería difícil quitarme de la cabeza. Agarró mi verga por encima del pantalón. La palpó y la manipuló para moverla. En efecto, mi miembro estaba totalmente duro, y había formado una visible carpa a la izquierda. Pero ella ahora la enderezaba y acomodaba mi remera para cubrirlo todo lo que podía.
    
    —Listo, creo que no se nota.
    
    Volvimos a la sala de estar. No sabía cuánto tiempo habíamos estado a solas. Probablemente solo diez minutos, pero por poco que fuera, era más tiempo del necesario para la tarea de encender las velas. Mucho más cuando yo había ido antes a hacerlo, y ahora que sabía que Agos no era lesbiana, y que seguramente sus hermanas también lo sabían, esa extensa reunión podría parecer sospechosa. Pero ya tenía una excusa en mente.
    
    —¿Qué pasó? ¿Ya se pusieron de novios? Miren que ya fue lo de los jueguitos en la oscuridad —dijo Valu, bromeando, aunque imaginé que detrás de su tono jocoso había una persistente sospecha.
    
    Sami no dijo nada, pero me miró con el ceño fruncido.
    
    —Claro que eso ya terminó —afirmé—. Agos no tenía ganas de hablar delante de todas, así que me estuvo contando lo reacia que es Mariel a ...
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