Gastón
Fecha: 21/06/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: pietrorusso, Fuente: CuentoRelatos
... tetas como dos mazas. Sin darme cuenta, mi verga había vuelto a endurecerse. Al notarlo, Julia se arrodilló, me agarró el tronco con las dos manos, como rezando, y se metió de lleno la cabeza en la boca. Ahora la podía ver, no como antes. Cerraba los ojos para concentrarse. Mientras se metía la cabeza en la boca, trabajaba el palo con las manos. Al principio, fue algo incómodo, porque la saliva que ella había dejado antes se había secado. Pero pronto recuperó la lubricidad y, soltando el tronco, se metió toda la pija entera en la boca.
Intentaba mirarla sin cara de estúpido, pero me era imposible. Cada vez que sentía la lengua de Julia en la base de mi pija y el roce de su paladar en la cabeza, la sensación era tan intensa que me hacía revolear los ojos como un desquiciado. La saliva comenzó a chorrear por mis huevos. Para no desperdiciar nada, Julia tomó el tronco de mi verga y lo llevó hacia arriba. Con su lengua, me lamió las bolas mientras me pajeaba la verga lubricada.
—Juli… voy a…
Fue todo lo que atiné a decirle. Sentí que mis huevos se contraían. Que la pija se me endurecía más de lo normal. Vi que la cabeza de mi pene se engrandecía. Julia, sabiendo que estaba por acabar, se volvió a atragantar con mi verga y me miró a los ojos sin moverse, con mi tronco atravesándole la garganta y chorreando lo que se sintió como litros de leche.
Se quitó el palo de la boca y me miró sonriente mientras lamía las gotas que quedaban en la uretra.
—Perdón —le dije, como ...
... si hubiera hecho algo malo.
Se paró para enfrentarme.
—¿Perdón por qué?
—Porque soy un precoz de mierda —le dije mientras la abrazada.
—A mí me dijo un pajarito que aguantás más de una.
—Pero, boluda, mirá si nos encuentran —le respondí, genuinamente asustado.
—No va a pasar. Tu novia va a volver tarde. Y tus suegros duermen.
Mientras lo decía, masajeaba con una mano mi verga y con la otra mis huevos. Yo seguía duro como una piedra. Laura le había contado que yo acababa más de una vez. Gajes de la juventud que ahora perdí. Pero en esa época yo no era más que un adolescente calentón.
—Vení —me dijo.
Se colocó de nuevo en la mesa. En la misma posición en la que comenzamos todo. Abrió sus piernas.
—Cogeme… Quiero sentir tu pija dentro mío.
Escucharla hablar así me calentó más. Julia no solía usar esas palabras obscenas. Al menos, yo nunca la había escuchado. Sentí que había descubierto un nuevo lado de su personalidad que me estaba vedado. En esa casucha, a punto de cogerme a la mejor amiga de mi novia. La situación era demasiado morbosa como para negarme. Después de todo, soy sólo un hombre.
Me acerqué a ella con la pija todavía dura. Agarró el tronco con la mano y acomodó la cabeza dentro suyo.
—Pará, boluda… Usemos un forrito —le dije.
Pero mis reclamos fueron inútiles. Porque tan pronto como sentí el roce de su concha con la punta de mi pija, me desesperé. La agarré de la cintura y se la metí hasta los huevos. Julia se quejó, gimió. ...