Gastón
Fecha: 21/06/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: pietrorusso, Fuente: CuentoRelatos
... Pero se recuperó rápido.
—¿Qué decías? —se burló de mi con una sonrisa.
—Nada, nada… Nada —le murmuré mientras sentía mi verga entera atrapada entre las paredes de su sexo y mis huevos apoyándose en el agujero de su culo—. Nada…
Después de que ambos nos recuperáramos de el primer envión, Julia acomodó sus caderas y yo comencé a cogérmela. Sus piernas se abrían a mis costados. Con cada empujón, las tetas se le movían como globos. Desde la punta de mi verga, se disparó un sentimiento eléctrico que me recorrió todo el cuerpo. Me estoy cogiendo a la mejor amiga de mi novia; la mejor amiga de mi novia está gimiendo mientras me la cojo; la voy a llenar de leche; la preño; la preño, me repetía una voz en mi interior. Me sentí el gil más afortunado del mundo.
—¡Ay, puta! —se me escapó de la boca mientras ensoñaba.
Me frené.
—Perdón —le dije, avergonzado.
Julia se rio. Agarró con ambas manos mis nalgas y me apretó, metiendo mi verga aún más adentro suyo.
—¡Así! —dijo, una vez que volvió a sentir mis huevos contra sus nalgas—. Cogeme como a una puta.
Casi me agarró un infarto. Pero me desinhibí. Con sus manos apoyadas en mis nalgas y sus piernas abrazándome, comencé a pegarle una buena embestida, a lo bestia.
—¿Así? ¿Así? —le pregunté gritando — ¿Así te gusta que te cojan, pedazo de puta?
—¡Ay! ¡Sí! ¡Así, así!
Comprendí de repente que los dos habíamos cruzado un límite. Que, así como yo estaba metiéndole los cuernos a mi novia, ella estaba ...
... traicionando a su mejor amiga. Y no nos importaba. Sudábamos uno encima del otro. Ella gemía, yo gruñía. Los dos nos agarrábamos por todos lados mientras yo sentía cómo mi verga se abría camino en el agujero de su concha.
Mientras la embestía, llevó su cabeza hacia atrás para sacarse el pelo de la cara. Y yo, tomando mi oportunidad, comencé a chuparle las tetas como un loco. Sin dejar de atacar su agujero, la escuché gemir como una desquiciada mientras le lamía y le mordía los pezones. Se tapó la boca como si tuviera miedo a que nos descubran. Me erguí frente a ella y la vi recostada en la mesa de madera. Me parecía una ilusión, una fantasía. Julia detrás de un cristal. No creí que fuera real.
Comencé a cogérmela con fuerza mientras el cuerpo de Julia se retorcía. Sus tetas bailoteaban de arriba abajo. Me aferré a ellas con ambas manos.
—¡Gastón! —me gritó.
Sentí que me habían nombrado por primera vez después de mucho tiempo.
—¡Gastón! ¡Llename de leche, por favor!
Bastó que dijera eso para que el frenesí de nuestros movimientos llegara al clímax. Chorros y chorros de leche se dispararon de mi pija, llenándola por dentro, mientras Julia se retorcía y gemía con unos gritos agudos y enternecedores.
Se quedó temblando. Los jugos de su concha me habían inundado los pelos de la pija. Un silencio similar al de la piscina volvió a tomar posesión del lugar. La briza volvía a acariciarme los pies.
Nos miramos después de unos segundos y nos reímos de lo que habíamos ...