Gastón
Fecha: 21/06/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: pietrorusso, Fuente: CuentoRelatos
... hecho. No quise decirle nada, pero me había dado un poco de miedo haberle acabado adentro. Me miró de reojo, como si adivinara mi turbación.
—No puedo tener hijos yo, Gasti —me confesó mientras nos vestíamos.
—¿Qué? —le dije fingiendo tan bien que no la entendía que terminé no entendiéndola de verdad.
—Que soy infértil, tonto.
No sabía si entristecerme o no. En el fondo, a decir verdad, fue un alivio.
—No hace falta que te pongas nervioso ni triste. Lo sé desde chica. Ya lo superé… —lo dijo lo suficientemente resuelta como para que me lo creyera. Ignoré la mirada triste que hizo por comodidad, en principio, pero también porque no quería deprimirla—. Vamos, nos deben estar buscando, boludo —dijo, sonriendo de nuevo.
Julia me agarró de la mano y me llevó de nuevo adentro. Al meternos en la casa nos separamos. Mi suegro me interceptó de camino al cuarto para preguntarme por Laura. Mi respuesta fue interrumpida por su mujer que gritó desde la cocina.
—Pero si te dije, te dije que Laurita se había ido a la entrevista de trabajo —se acercó a la escalera—. Dios ...
... mío, este hombre. Siempre se olvida de las cosas importantes.
Mi suegra se dirigió a mí.
—Acaba de llamar —me dijo con una sonrisa—. Salió todo bien. Dice que intentó llamarte, pero que no le contestabas. Le dije que probablemente te habías dormido.
—La llamo ya mismo, Nuria. Muchísimas gracias.
Corrí a la habitación. Busqué mi celular. Un Motorola RAZR V3, de la época. La llamé y me habló gritando de la alegría. Me senté en la cama a felicitarla. Por el marco de la puerta de nuestra habitación, se veía en perpendicular la habitación de Julia. Se acercó para felicitar a su amiga.
—Bueno… ¿Y cómo fue? —le dije entusiasmado mientras Julia me acariciaba la pierna.
Mis suegros hacían ruido en la cocina, lo cual me tranquilizaba que no iban a subir. Laura me contaba con lujo de detalle cómo había ido la entrevista. Y, mientras tanto, su amiga sacaba mi verga, otra vez dura, del pantalón y comenzaba a chupármela como sólo ella sabe hacerlo.
—Me encanta —dije mirando a Julia con la boca llena.
—¡A mí también! —respondió Laura.
Sonreí. Todo me pareció un sueño.