1. Un día cualquiera (punto de vista)


    Fecha: 30/06/2024, Categorías: Fetichismo Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos

    ... hedionda verga de mi interior, ¿ahora qué?, ahora la punta de vergota ¡rosaba mi anito!!!, si era un macho que tomaba todo, quería mi ano, mi culo, que asco, esa parte de cuerpo no era para eso, era para…, pero era inútil resistirme, sumisamente tomé cada una de mis nalgas con mis manos y las abrí.
    
    Yo: “Ven mi trabajador, rómpeme el culo, por favor”. – extasiada
    
    Empujo con fuerza, pero enésima vez me demostró su delicadeza y control, paso a paso su verga me partía mi culito.
    
    Para cuando me di cuenta estaba empalada por completo por su verga, mi culito estaba lleno de carne, de carne de macho, de su carne, respiraba con dificultad soportando estoicamente la penetración anal, cuando sentí su retracción, mis entrañas llenas de su verga, enviaron sensaciones deliciosas a mi cerebro, induciendo mis gemidos, y cuando sentí que mi culito sería liberado, embistió llenándome completamente de nuevo, con más vigor.
    
    Mis labios temblaban de gozo, mi respiración agitada disfrutando de la sensación de estar totalmente llena, volvió a embestirme hasta que sus huevos chocaron con mi vagina, arrancándome un leve quejido, y de nuevo volvió a retirarse y de nuevo a embestirme, esta vez mas rápido y más viadoramente, este hombre me llevaba al cielo y de regreso, penetrándome por ahí, por esa parte de mi tan inmuta, tan innatural, ¡Dios!!!, solo las putas podrían gozar esto, eso es, es era la respuesta.
    
    Yo: Dime que soy tu puta, papito. -suplicante
    
    Jorge: Claro que sí, Doña ...
    ... Norma, es usted la puta más puta de este vecindario, una putota que le encanta la verga por todas partes.
    
    Yo: Si mi trabajador cogelon, si, me encanta tu verga, la estoy disfrutando como nunca. – excitada
    
    Siguió penetrándome con vigor, con fuerza, con dominio, llevando al placer una y otra vez, pero ya era demasiado, tenía que hacer necesitaba que terminara.
    
    Yo: ya vente papito, ya por favor, quiero que me bañes con tu leche. - gritando casi sin aliento
    
    Entonces me desensarto tu deliciosa y carnosa vara, de mi salidita usada como entrada, retiro mis tacones, exquisitamente de mis pies, como una pluma en viento me giro frente a él, me sentó en la ya de por si manchada tapicería de mi (hasta ese día) pulcro sillón, esperando atenta sus las instrucciones de este sucio y confiado hombre, subió mis pequeños pies hasta su empapada de mis flujos, sucia de mis secreciones y maloliente verga.
    
    Jorge: Señora: si quiere mi leche, va a tener que sacármela con sus pies, porque me encantan.
    
    Mis pequeños pies, los cuales mi marido personalmente se encargada de su pedicura, tendrían que dar desahoga a esa asquerosa, pero imponente verga, que remedio me quedaba, apreté con mis pies tu trozo de carne, y juiciosamente los moví, de arriba a abajo, masturbándolo lo mejor posible, encontrando mi ritmo, aumente la velocidad cada vez más.
    
    Lo miraba fijamente, con la expectativa que tanta leche expulsaría, ya había suficiente suciedad en mi sala y en mi persona, que tanto más me haría ...
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