38.2 El relato de María
Fecha: 25/10/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... y posicionarme según su capricho le pedía, y ahora le tenía de frente, con mis piernas recogidas, entrando tan profundo que me causaba un dolor que toleraba y no me importaba sentir. Si él disfrutaba así de mí, estaba bien, yo también lo gozaba.
Notaba como a veces se agarrotaba como si fuera a verter su simiente y entonces paraba un momento para venir a besar mi boca y luego continuaba, me tenía loco y quería correrme, mis pies se retorcían hasta parecer que se me iban a romper los tendones.
Sin avisar comenzó a ponerse rígido, estático y me penetró soltando su primer chorro de esperma, entraba y salía entre espasmos secos y cada vez que se metía expelía un nuevo reguero de su semen que mi vientre recogía.
Me hubiera encantado ver su rostro en ese momento sublime de mi fecundación, quise acompañarle en sus últimos momentos y acaricié el frenillo de mi glande con saliva, no hizo falta más estímulo para que me contrajera en una angustia que me mataba, hasta que pude expulsar mi primer trallazo de leche que sentí caer en mi cuello, mi orgasmo me llevó a un éxtasis insoportable y que al ...
... vaciarme pude ir calmando.
Abracé su cintura con mis piernas y le apreté contra mí, mis manos acariciaban el vello de su baja espalda, donde comienzan a nacer sus hermosas nalgas y reía loco de alegría besando su cuello y lamiendo su oreja.
—¡Gracias!, Daniel.
—¡Calla!, ¡calla! —y volvía a besarle, ahora en la boca para que guardara silencio.
Quería disfrutar de sentirme lleno de él, de su verga que la sentía en mi estómago atravesando mi cuerpo y su simiente fecundando mi vientre. Pleno de sentimientos hermosos hacia él, le quería y era el hombre que me lo había enseñado todo.
—Eres tan generoso y te entregas de una forma tan total.
—¡Cállate ya!, no digas eso.
Lo decía él que era tan bueno, que me entregaba su amor sin ser correspondido, con una generosidad sin límites, cuidando siempre de mí sin esperar nada a cambio, con una entrega total que me agobiaba a veces.
Merecía ser amado como nadie, —(Nicolás deseo amarte y no puedo, convertir mi inmenso cariño en amor, desearía que fuera así, que de mis labios pudiera salir esa mágica palabra. Le quiero, pero él merece ser amado—).