Y si se puede, ¿por qué no?
Fecha: 23/09/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... esperar y que se aburra. Bajemos juntos, me dijo. Bueno, arréglate pues…
Ciertamente me demoré un rato largo, porque me dio por llenar la tina y darme un baño relajado. Y mi sorpresa, cuando salí de allí, es que mi mujer ya no estaba en la habitación. Sin prisa alguna, me vestí y bajé a la planta baja. Pasé por el comedor, pero no los vi. Seguí para la piscina donde, sentados en una mesa, estaban conversando los dos. Laura se había colocado la vestimenta de mujer fatal, toda de negro, pero muy atractiva y elegante, contrastando conmigo que lucía muy informal. Seguramente, pensé, ella está en plan de impresionar al muchacho, porque no de otro modo explicaba yo esa vestimenta. Dicen que cuando las mujeres se quieren insinuar para tener sexo, pintan sus labios de rojo carmesí intenso. Y bueno, así estaba ella maquillada.
Fuimos a cenar y conversar, de manera bastante formal. Nada de insinuaciones, ni de palabras de doble sentido, ni de propuestas sospechosas. Compartimos el momento hablando de muchas cosas, pero la conversación se centró en las posibilidades de vida en los Estados Unidos, el sueño americano, las oportunidades, las facilidades para educarse y demás. Una velada muy académica diría yo, por lo cual, aparte de pasar el tiempo, no se preveía algo más. Los dejé solos en varias oportunidades, pero no me percaté de nada extraño, aunque si pude ver a la pareja con la que habíamos cenado la primera noche, quienes se acomodaban en otra mesa, acompañados de severo ...
... negro. Ya me estoy dando cuenta por dónde va el agua al molino, pensé.
Pasó el tiempo y Joel nos comentó que tenía que levantarse temprano, comentario que motivó el que apresuráramos la terminación de la reunión, y, como había prometido, procediéramos a llevarlo hasta su casa. En el camino nos mostró varios sitios que, a su parecer, valía la pena visitar. Si quieren visitar un sitio de entretenimiento para adultos, Dean’s Gold estaría bien. Yo los puedo acompañar si quieren. ¿Qué hay ahí? Pregunté. Chicas y chicos disponibles para satisfacer sus fantasías, contestó. Interesante, contestó mi mujer. Podríamos venir, ¿por qué no? Ahí vamos viendo comenté. Será nuestro estado de ánimo el que decida si incluimos el lugar dentro de las atracciones. Y un poco más tarde, llegados a nuestro destino, nos despedimos de Joel y emprendimos el regreso al hotel.
Al día siguiente, después de pasar la mañana en la piscina y almorzar, decidimos darnos una vuelta por la playa nudista. Llegados allí, fuimos nosotros quienes, caminando por la playa, encontramos a Joel acomodado debajo de una sombrilla. Hola, ¿cómo vas? Bien, dijo. Me acompañan un rato. Sí, contestó, mi mujer. Hoy no hemos hecho nada especial y andamos un tanto desprogramados. Si quieren, dijo, vamos a visitar el lugar que les mencioné ayer y se distraen un rato. Mañana tengo día libre y podría acompañarlos, si desean. Me gustaría, comenté, hacer un recorrido para conocer cómo se mueve la vida nocturna por acá. Tu podrías ...