Y si se puede, ¿por qué no?
Fecha: 23/09/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... atrevimiento, pero, aparte de mí, nadie parecía reparar en aquello y comprendía que eso era parte del juego entre macho y hembra. Lo tomé con calma y esperé a ver qué pasaba. Y, como todo se anticipaba, un rato después ambos llegaban a mí. Amor, me dijo ella, te parece si subimos ya. Bueno, respondí. ¡Vamos! Voy a firmar la cuenta y los alcanzó.
Ellos subieron primero. Al llegar yo a la habitación les encontré en el balcón. Ella ya estaba sin su falda, aún a medio vestir, manteniendo en su mano izquierda el pene de aquel, que ya tenía su pantalón ligeramente abajo. Seguramente ella esperaba que yo llegara para continuar con su aventura. Y no dudé para nada cuál había sido el motivo de su calentura, pues el miembro de aquel apenas le cabía en la mano. No más llegar yo, ellos, como si les hubiera instruido, entraron a la habitación y se dirigieron directamente a la cama. Mi mujer siguió prendada al cuello de aquel hombre, disfrutando el beso profundo y húmedo que aquel le prodigaba. Y así, en esta posición, de pie, junto a la cama, él se las arregló para irla desvistiendo, dejándola casi que desnuda.
A continuación, ella, viéndose desnuda y muy ansiosa, se dejó caer en la cama, de espaldas, abriendo sus piernas en clara invitación a recibirle. El hombre no lo dudó un instante y terminó de desnudarse, dejando en evidencia el inmenso miembro, que, erecto, palpitaba, con toda la intención de penetrar a la hembra con prontitud. Laura volteó a mirarme y entendí su gesto. ...
... ¡Claro! ¿Y el condón? Busqué entre nuestras cosas, pues siempre tenemos una provisión a la mano, y con rapidez se lo alcancé a aquel ansioso macho. Y no solo eso; también le alcancé un frasquito con aceite lubricante. Uno nunca sabe.
El abrió la envoltura del paquete, sacó el condón y con gran cuidado cubrió su radiante miembro. Le pareció adecuado lo del aceite, así que humedeció el plástico de arriba abajo con el contenido. Y después, sin demora alguna, se ubicó directamente entre las piernas de mi mujer, apuntando su herramienta al agujero de su vagina. La penetró suavecito. Vi como su voluminoso pene entraba dentro del cuerpo de mi mujer, quien, excitada, se apresuró a emitir un placentero ahhh… Y, casi al instante, se desató un acompasado y rítmico movimiento de sus cuerpos.
La sensación que le producía aquel hombre, más la calentura que tenía, debió despertar en ella sus más plácidas sensaciones, porque de inmediato apoyó los talones en la cama para poder responder con sus caderas los embates de aquel macho, que, también muy excitado, empujaba con ímpetu contra el cuerpo de mi mujer. ¡Qué rica estás! Le decía. Y con eso generaba en ella aún más excitación. Ella, a su vez, le respondía, ¿Qué rico te siento dentro de mí! Me tienes a mil. ¡Fantástico! Al oír aquello, el joven, queriendo ir aún más profundo, levantó las piernas de mi excitada esposa, primero balanceándolas a los costados mientras seguía empujando, y, después, colocándolas juntas frente a él y llevándolas ...