1. Mis adoradas mujeres


    Fecha: 12/10/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: WadeHolden, Fuente: CuentoRelatos

    ... cubierto... O descubierto. Rosi no salía de su asombro, especialmente cuando destapé nuestra “incestuosa” relación. La aclaré suficientemente, con lo de la adopción que nos convertía solo en prójimos, hermanos por adopción, pero no de sangre. Dejé muy claro, aunque sin segundas intenciones, que más incestuosa era la relación de Miriam y Orlando, porque él era hijo de la verdadera hermana de ella. A estas alturas del partido, ya me importaba un carajo cualquier cosa de esa índole. Estaba feliz de haber recuperado a mi mujer, el amor de mi vida y de poder conservar, sin esconderla, a mi querida Rosi. Eso sí, la número uno sería Miriam.
    
    Miriam también aclaró que yo era su número uno.
    
    Ya aclarado el panorama, nos pusimos los trajes de baño y nos metimos en la piscina, donde dimos rienda suelta a nuestra alegría. Yo besé innumerables veces tanto a Miriam como a Rosi, para dejar patente que ambas estaban en mi corazón y Miriam se besó también con Orlando para marcar territorio igualmente. Rosi miraba los acontecimientos hasta que, en un arranque más típico de su hija que de ella, besó a Orlando en la boca. Fue un beso corto, pero sustancioso. El pobre “se quedó en el aparato”, parafraseando la hípica, no sabía qué hacer, cómo reaccionar. Entonces ella lo besó de nuevo, más apasionadamente, para ver si el hombre aterrizaba. Miriam y yo nos reímos a carcajadas, tanto por la acción de ella como por el arrobamiento de él. Rosi se justificó en que ella era la única que no jugaba ...
    ... doble y que, además, ese Orlando se veía muy buenmozo, arrebatador y hasta provocativo.
    
    Solicitamos almuerzo al restaurante cercano, que hacía entregas a domicilios de la zona y nos bebimos una botella de vino. Luego del almuerzo, otra botella y así pasamos la tarde. Cenamos, nuevamente del restaurante y seguimos bebiendo vino. Rosi empalmó la de anoche con otra, de manera que luego de cenar, tomó a Orlando de la mano y se lo llevó a su habitación. Poco rato después se escuchaban sus gemidos, muy quedos pero audibles. Miriam sonreía, satisfecha. La cosa se ponía buena, mucho mejor que en la etapa anterior.
    
    Esa noche nos dimos sin medida. Miriam me aseguró que esta vez estaba dispuesta a dejar salir la puta que toda mujer lleva dentro, para satisfacerme. Que era una asignatura que tenía pendiente conmigo. Una vez satisfechos como animales, me levanté y fui a la habitación de Rosi. Desperté a Orlando y lo envié a mi habitación, donde Miriam lo esperaba. Yo me acosté al lado de mí Rosi y traté de despertarla, para amarla, pero me fue imposible. Al poco rato, me quedé dormido, abrazado a ella.
    
    El domingo en la mañana, ya con el sol bastante alto, los cuatro nos levantamos y decidimos tomarnos un café para terminar de despertarnos. Y conversamos sobre el ajetreado día de ayer, donde ocurrió de todo, hasta lo impensable.
    
    Y pregunté:
    
    - Miriam, ¿Cómo te sientes ahora, en este momento, aquí en tu casa conmigo otra vez?
    
    - Me siento feliz, renovada, muy contenta, porque ...
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