1. Mis adoradas mujeres


    Fecha: 12/10/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: WadeHolden, Fuente: CuentoRelatos

    ... principio era un poco tímida, pero entendió que con su marido tenía que ser toda una dama fuera del dormitorio, pero que, dentro de él, solo una buena hembra. Como decía la canción: “Dama, dama, de alta cuna y de baja cama”. Así lo comprendió. Me complacía como nadie jamás en todas mis andanzas, que no fueron pocas y sí muy variadas y de calidad. Le decía a su hermana Victoria (quien a su vez un día me lo contó) que, si una mujer no le daba a su hombre lo que su hombre quería, entonces ese hombre tenía derecho a buscarlo en la calle, con cualquiera que estuviese dispuesta. Que ella no iba a permitir que ninguna mujer le diera a su marido nada, porque él lo tenía todo en casa. Y de primera calidad. Nada le faltaba. Así transcurría nuestra vida marital, en armonía y disfrute. Con su comportamiento y su gran inteligencia, Miriam se había ganado mi amor, mi respeto, el aprecio y el cariño de mis padres y el respeto de mi hermana.
    
    Por su lado, poco a poco mi empresa fue desarrollándose, con mucho esfuerzo por parte de todos y con la fortuna de nuestro lado. Crecimos mucho y llegamos a ocupar el segundo nicho en importancia en el mercado local. La contribución de Miriam y de Rosi al logro de nuestras metas, fue discreta en apariencia, pero enorme en cuanto a mis sentires. Sin ellas, no hubiera sido igual. Eran mi apoyo, mi sostén.
    
    Pasaron diez años, mi matrimonio con Miriam, si bien éramos tan felices como se podría esperar, aún no había sido bendecido con frutos. No ...
    ... habíamos podido tener un hijo que lo iluminara. Después de muchos ir y venir con médicos especialistas llegamos a la conclusión que era imposible procrear, porque ella tenía una deficiencia hormonal y yo una reducidísima capacidad de espermatozoides. Misión imposible. Aquella noticia causó una gran mella en Miriam, un sisma. Le propuse la alternativa de la adopción, o de la inseminación con una madre sustituta, pero ella se negaba, no era su deseo. Ella quería llevar a su hijo en su vientre, ese era su sueño de mujer. Pasado un tiempo, se retiró del trabajo, se sumió en un estado de abandono y empezó a engordar, en parte, debido a tanto tratamiento y también por su situación estado depresiva. Desatendió casi totalmente nuestra vida sexual, que había sido realmente maravillosa, llena de pasión y fuego y se fue alejando de mí. Llegó a pensar que yo ya no la amaba, porque no podía darme un hijo. Nada más lejos de la realidad. Me importaba un carajo no tener hijos, la amaba a ella, así, sin necesidad de hijos.
    
    En un momento dado, Miriam era solo un remedo de aquella hermosa mujer que había sido. Su espíritu se quebró, llegó a pesar 90 kg., estaba fea, se sentía fea. Además, su mal genio la apartaba de todos, especialmente de mí. Se odiaba a sí misma. Ni siquiera su familia era capaz de lograr levantarle el ánimo. Yo había pasado a ser un estorbo para ella. Una molestia.
    
    Rosi, por su lado, había florecido. Ahora era una brillante ejecutiva, se había graduado en Administración ...
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