Mis adoradas mujeres
Fecha: 12/10/2024,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: WadeHolden, Fuente: CuentoRelatos
... puedo seguir viviendo contigo, no en mi situación actual. Aunque no lo creas, te amo con toda mi alma, pero estoy hecha un desastre y no quiero lastimarte más. Me voy. Si quieres tener un detalle conmigo, permíteme mudarme al apartamento de la playa, para reencontrarme, si eso es posible y recuperarme. Dame un año, contado a partir de hoy, para ver si puedo. Si logro recuperarme, volveré contigo, si aún me aceptas. Si no lo logro, desapareceré de tu vida, para no hacerte más daño – me dijo.
Me quedé de una pieza, no sabía que hacer ni que decir. Era el día de mi cumpleaños, por favor, no una fecha para, precisamente, recibir ese tipo de notificaciones. Aunque ella no sé si lo podía comprender, yo la amaba, así, gorda, fea y antipática, pero la amaba… aún.
Le ofrecí que depositaría en su cuenta corriente mensualmente una cantidad suficiente para que desarrollara su plan de vida, fuera cual fuera y que mantendría vigentes sus tarjetas de crédito, para que no le faltara nada. Que cualquier cosa que necesitara, si no quería hablar conmigo, que lo hiciera con nuestro contador, que la ayudaría en lo que fuese necesario, sin preguntar nada.
De esta manera nos despedimos, sin un abrazo, sin un beso, solo con una muy débil esperanza flotando en el ambiente…
Sentado en mi casa, en total soledad, pasó por mi mente una película, mi vida con mis padres y mi hermana, por una parte y luego con mi esposa, por la otra. Con mi familia tuvimos una buena vida, con el problema de ...
... Rosi, pero que todos juntos resolvimos de la mejor manera posible, con mucho amor. Y ahora, mi etapa con Miriam, que había apuntado a ser maravillosa, pero que, después de unos años de esplendor, se había desmoronado. La vida nos estaba cobrando tanta felicidad, nos pasaba su factura.
En eso llegó Rosi, que conservaba las llaves de mi casa. Me encontró derrumbado anímicamente y quiso saber la razón. Cariñosamente, como muchas otras veces, se sentó de lado en mi regazo y me miró a los ojos. Solo pude llorar. Me abrazó tiernamente y me besó el rostro, sorbiendo mis lágrimas y me pidió que me calmara y le explicara que era lo que me pasaba.
Me serené un poco y le fui contando, cada vez con más detalles, lo que Miriam me había dicho. Ella me escuchaba con suma atención y mientras hablábamos apareció Camila. Me felicitó por mi cumpleaños y me dio un abrazo y un beso en los labios, con mucha picardía. Allí mismo se percató de que había problemas y se apartó de mí, como para dejarme respirar:
- Tiito lindo, ¿qué te pasa? ¡Hoy es tu cumpleaños! ¡No me digas que te está entrando la crisis de la segunda juventud!
Rosi se levantó de mis piernas y la tomó por una mano, la llevó aparte y le dijo:
- Tu tío está mal, Miriam se fue de la casa y está deprimido, así que no tendremos festejo. Creo que lo mejor es que te retires y me dejes manejar la situación – pero Camila la miraba y me miraba a mí y le respondió a su madre:
- No, de ninguna manera, si él está triste, me necesita ...