1. Algunos, con un piropo, abren piernas


    Fecha: 01/01/2025, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... tomar y solo aceptó agua fresca. Que estaba nerviosa, lo evidenciaba el temblor de las manos cuando no las tenía tomadas entre sí.
    
    - “Vos dirás”.
    
    Con la mirada fija en la mesa donde reposaba el vaso comenzó a hablar.
    
    - “Estoy muy mal, en unos días probablemente quede sin trabajo y sin lugar para vivir. No tengo a quien recurrir, salvo vos”.
    
    - “Por lo que contás, una situación bastante difícil. Y qué pensaste para salir de ella?”.
    
    La expresión de su cara ya era un anticipo de lo que iba a decirme.
    
    - “Tengo dos caminos, que vos me recibas hasta que pueda valerme por mí misma o trabajar de puta para mi novio”.
    
    - “Y pareciera que el sendero menos malo es volver a la que fue tu casa”.
    
    - “Es así, volver al lugar del que nunca debí salir. Querés que te relate qué me pasó?”.
    
    - “Quizá como un episodio curioso, porque lo importante y esencial ya lo sé”
    
    - “Y cómo podés saber si nada te conté?”
    
    - “Que estés acá, pidiéndome que te reciba, significa que tu enamoramiento fue un fracaso, y así perdiste algo muy bueno como es el trabajo que sustenta tus necesidades. El resto son complementos”.
    
    - “Tenés razón, pero en realidad perdí mucho más que el trabajo. Me metí con un tipo que solo me quería para su placer, y cuando pasó la novedad me compartía con sus amigos. Poco podía hacer para enfrentarlo, ya que es mi supervisor en el trabajo”.
    
    - “Cuando quieras podés regresar, naturalmente como las circunstancias son distintas también serán distintas las ...
    ... condiciones”.
    
    - “Y cuáles serían?
    
    - “Lo veo como un intercambio, yo cubro tus necesidades y vos las mías. Te doy techo, comida, lo necesario para tu higiene personal y una modesta suma de dinero, y a cambio te hacés cargo del orden y limpieza de la casa, realizar las compras y preparar desayuno, almuerzo y cena de lunes a mediodía del sábado. Tarde de ese día y domingo, libre. Además, de vez en cuando servirme de hembra en la cama. Sobra decir que a nadie podés hacer entrar a la casa”.
    
    - “Por la forma de decirlo pareciera que no me has perdonado el haberme ido hace unos meses”.
    
    - “Es una suposición equivocada. Nada tengo que perdonarte, pues al decirme lo que sentías fuiste sincera, leal y valiente; que para mí fuera algo traumático es otra cosa”.
    
    - “Igualmente suenan frías, impersonales, semejan una transacción comercial”.
    
    - “Y así es en cierto modo, antes eras la señora de la casa porque mi amor te daba ese lugar; pero el amor ha desaparecido cediendo su lugar a la conveniencia, y eso es lo único que vale en este momento”.
    
    - “Yo no quería lastimarte”.
    
    - “Eso lo sé, el dolor, la angustia, la tristeza fueron un efecto secundario, un daño colateral no buscado ni deseado, pero estuvieron, y todavía no se han extinguido aunque sean muchos menores”.
    
    Así establecimos un acuerdo de rutinario cumplimiento, comidas sanas y en horario, casa limpia y ordenada, y convivencia cordial y respetuosa. Lógicamente manteniendo cierta distancia, algo particularmente ...
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