Algunos, con un piropo, abren piernas
Fecha: 01/01/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... más que yo. Puedo conocer el sabor de tus labios?”
Mi respuesta fue secarle las lágrimas que bajaban, acariciarle una mejilla y arrimarme para darle un beso. Después nos despedimos con un abrazo.
Y sucedió lo previsto, mis patrones se alegraron de la buena compañía que iba a tener, por lo cual le avisé a Felisa para que acordáramos ir trasladando las cosas de a poco y así unos días antes de cumplirse el mes pagado, pudieran con poco equipaje completar la mudanza.
Para tener adecuada comodidad compré otra cama de una plaza para que ellas compartieran la pieza pues la casa tiene solo dos dormitorios y así armoniosamente comenzamos una nueva etapa complementándonos bien, tanto en el hogar cuanto en el trabajo especialmente con oportunidad de celebraciones familiares
La convivencia fue aceptable, mejorando rápidamente a medida pulíamos detalles. Periódicamente teníamos nuestros escarceos amorosos con Carla, tratando que las demostraciones de placer llegaran mínimamente a Felisa. Una noche, en que la criatura vino a visitarme, me comentó.
- “Sabés que me dijo la bruja de mi madre, cuando vio que venía para acá?”
- “Ni idea”.
- “Me largó muy suelta de cuerpo «No grités mucho pero, por si acaso, cerrá la puerta de la habitación al salir»”.
Mi risa fue la respuesta. Y así pasábamos los días en un ambiente agradable y alegre.
Una noche miraba fútbol acostado, esperando el sueño, cuando en el marco de la puerta aparece Felisa vestida con un camisón largo y ...
... delgado que permitía distinguir su silueta.
- “Puedo pasar?”
- “Naturalmente, encantado por tu visita”.
- “Me manda Carla a decirte que no va a venir porque seguro está ovulando. Si te parece bien puedo yo acompañarte”.
- “Solo si, al entrar, apoyás la cabeza en el hueco de mi hombro”.
Su respuesta fue correr la sábana y ocupar el lugar indicado. Ya ubicada me contó.
- “Sabés qué me dijo esa mocosa atrevida? «No grités mucho pero, por si acaso, cerrá la puerta de la habitación al salir»”.
- “Y gritás abundante con voz fuerte?”
- “No lo sé. Ha pasado mucho tiempo y yo fui cambiando con la edad. Quizá vos puedas develar la incógnita”.
- “Estás cómoda, así a mi lado y abrazada?”
- “Y por qué la pregunta”.
- “Porque lo que menos quiero hacer es incomodarte, o que tengas que tolerar algo por cierta obligación, compromiso o presión. De ser así mi placer sería nulo y no como el que siento ahora".
- “Aceptarías un pedido mío?”
- “Sin dudar”.
- “Bien, te pido que no abras la boca, para contestar nové la cabeza, nada más. Estás de acuerdo?”
Afirmación con cabeceo
- “Comencemos, dame la mano, toca los pezones erguidos, ahora bajemos a mi conchita; sentís que estoy empapada? Quiero, deseo, estoy loca de ganas que me hagas tuya, que me dejés la panza llena de leche, ansío desfallecer de placer en tus brazos. Te das cuenta que no lo hago por obligación?”
Afirmación con cabeceo.
- “Ahora te la voy a poner dura hasta que te duela. Vaya, ...