Infiel por mi culpa. Puta por obligación (18)
Fecha: 09/01/2025,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... vueltas a lo vivido con K-Mena, caminé hacía la habitación con la llave en mi mano derecha, apretando bajo el brazo las toallas, colgando del hombro mi pequeño bolso y en la mano izquierda bien agarradas las dos piezas del bikini fucsia que me había quitado delante de ellos. Con la llave puesta en la cerradura a punto de girarla para abrir la puerta, sentí el ardor en mi nalga derecha de una palmada bien dada, sonora y obviamente no esperada. Instintivamente me giré hacia ese costado para ver quién era él chistoso o la graciosa. No vi a nadie y al volver mi cabeza hacia el otro lado, me encontré con un rostro que se aproximó al mío en fracciones de segundo. Apuntó su boca hacia mis labios y me besó. Me sorprendió. ¡Te lo juro, mi vida que fue así!
—Déjame adivinar. Era ese hijo de puta. ¿No es así? ¡Dime por favor que al menos le diste un merecido bofetón! —Camilo se enfurece y me habla fuerte sin importarle que las personas se enteren de nuestra conversación.
—No pude cielo, pero lo intenté. –Le respondo y un… ¡Malparido abusivo!, se le escapa de la boca a mi marido. Más bajo de tono, eso sí.
—Sin embargo fue más ágil que yo y me sujetó de la muñeca, dejándome el brazo derecho en lo alto. Aún sorprendida, mantenía la otra mano con el puño cerrado, ocupada con la braga y el sostén. Aprovechando su corpulencia, terminó él por darle vuelta a la llave y me empujó hacia el interior de la habitación, trastrabillando en medio de la penumbra, me vi sometida ante su ...
... fortaleza y terminé con mi espalda recostada contra la puerta cerrada del baño.
Camilo se levanta un poco de la silla y apoya sus dos manos sobre la mesa, inclinándose hacia mí, –con la mitad del cigarrillo consumido entre sus dedos– rojo de ira, totalmente enfurecido para preguntarme por algo que podría usar para justificarme, si continuara siendo deshonesta con él. Si volviera a ser la de antes.
— ¿Te forzó? ¡Mariana, dime!… ¿Ese malparido te violó?
— ¡No! —Monosilábica le respondo y observo como su semblante cambia en este instante. Palidece y se derrumba mi marido en medio de sus erradas suposiciones nuevamente en su silla, la desdicha lo vence por la corta pero sincera contundencia de mi respuesta. Sus ojitos cafés de nuevo le brillan pero esta vez por la dolorosa humedad que le causa conocer mi verdad y yo, avergonzada, cubro de a cuatro dedos por ojo los míos, para hacerle un sentido coro a su llanto con mis lágrimas.
Transcurren los minutos, entre el festivo ruido circundante y nuestro incomodo silencio. Le escucho llorar quedamente, aspirando oxigeno por la boca y expulsarlo nuevamente por allí con fuerza, igual a como lo hago yo, suspirando de la misma manera como sollozo yo, sorbiendo con un ruidito fuerte y corto, igualito a como succiono la humedad de mi nariz. ¡Mi esposo descargando en llanto su dolor y yo, cargando de pena y remordimiento cada lágrima que derramo!
—No sé qué decirte, ni siquiera sé cómo debo de tratarte de ahora en adelante Mariana, ...