Enseñando a mi sumiso a comer pollas
Fecha: 10/02/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
... mirada, había fuego en tus ojos. Mirándome de frente, me dijiste:
“Quiero que te lo folles, mi amor. Pero quiero besarte mientras lo haces. Hasta que te corras”
“Muy bien, preciosa… como desees”, contesté.
Y sin perder más tiempo, me subí encima de Mario para follármelo pausadamente. Me pediste un beso, y te dije que sí. Que te colocaras detrás del sofá y me besaras. Y eso hicimos. Un beso precioso, largo… excitante, que duró los 5 minutos que tardé en correrme mientras subía y bajaba de su deliciosa polla, tratando de controlar mis gemidos y las ganas de morderte los labios.
Tú no lo sabías, pero le había ordenado a Mario que no se corriera bajo ningún concepto si se daba la situación en la que follábamos. Quería que se corriera en tu boca, así que, después de limpiarme el coño, las piernas y el culo con tu lengua, te di una orden concisa y sencilla, que cumpliste inmediatamente.
“Ponte a cuatro patas y cómele la polla a Mario, corazón. Te he visto con ganas de chupársela como lo hace una buena puta. Venga. Cómetela para mí, cariño”.
Sin dudar, te agachaste y comenzaste la labor. Le estabas haciendo una buena mamada, acompañada por gemidos, miradas desde abajo y un ansia que jamás te había visto. Apenas pasaron 3 minutos, cuando Mario no aguantó más y, después de pedirme permiso, se corrió en tu boca. Dentro del condón, pero agarrándote la cabeza y provocándote alguna arcada que otra mientras sus caderas empujaban dentro de tu garganta al ritmo de su ...
... corrida.
Al mirarme con los ojos llorosos por el esfuerzo, me diste las gracias por enseñarte a comer pollas, y yo me acerqué a ti para besarte. Mientras te miraba, después de besarte, no pude evitar volver a excitarme. Tu rimen corrido, el maquillaje de tus ojos resbalando por tus mejillas, el pelo mojado por mi corrida y mis escupitajos… y cuatro dedos marcados en cada lado de tu cara. Te miré y te djie que ahora sí que te habías convertido en una auténtica comepollas. Una zorra. Una puta de manual. Sin poder evitar el escalofrío que recorrió mi espalda le dije a Mario que te desvistiera.
Desnudo y con su polla en estado morcillón te desnudó, y os coloqué hombro con hombro.
“Eres patético, mi amor. Tu polla erecta es más pequeña que la de Mario después de haberse corrido. Pero no te preocupes… no es lo que voy a utilizar de ti ahora mismo”.
Y sin mediar palabra, tiré de la correa y te coloqué en el suelo a cuatro patas, ante la mirada de Mario. Te pedí que pusieras tus manos en la espalda, y las até con una brida. Me encanta esa postura. Estás tan indefenso ante cualquiera de mis embestidas... Pero no quería que te cayeras al suelo, y utilicé a Mario de parapeto. Le pedí colocarse a cuatro patas delante de ti, para que le comieras el culo. Mientras lo hacías, me coloqué el arnés y no tardé en entrar dentro de ti. Al principio despacio, pero cuando el último centímetro del dildo desapareció en tu culo de puta, comencé a follarte más fuerte. Gemías como la puta que ...