1. El juego erótico de mi masajista (2)


    Fecha: 12/02/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... nunca había estado con un hombre. También en esa plática le mencioné que me había quedado con las ganas de chuparle la conchita, que realmente deseaba hacérselo, puesto que me gustaban sus labios y ya me había hecho la idea de probarlos. No le mencioné nunca del sexo anal, pues por su apariencia de chica delicada y sus ademanes finos no me la imaginaba que aceptara que me diera ese precioso culo ni nunca me la imaginé que fuera una de sus preferencias sexuales, pero estaba totalmente equivocado. Cuando le mencioné lo de chuparle la conchita ella me dijo que le gustaría experimentar algo conmigo. Le dije que con ella estaba dispuesto a todo y Alisa se fue abriendo con mas confianza a sus deseos más perversos o cachondos.
    
    Sacó de su cartera lo que parecía un tapón anal y me pidió que fuera yo quien se lo introdujera en el culo y que luego después me podría comer su conchita. Era como de material plástico de color rosa y obviamente la punta era mas gruesa que el tronco para que su anillo o esfínter lo atrapara y que no se salga de su culo. No tenía lubricante, pero lo embarró con el mismo aceite con el que horas previas me había embarrado a mi buena parte de mi cuerpo. Ella misma se puso en posición de cuatro o de perrito y antes de que se echara del mismo aceite en el culo le dije que esperara, que yo se lo quería lubricar de otra manera. Me hinqué ante esa espectacular vista, pues la verdad esos labios de su conchita eran espectaculares y ese culo de ojete rosadito sin ...
    ... ningún vello era un postre difícil de ignorar y no querer probarlo. Me acerqué a su culo y primeramente se lo soplé para que sintiera mi aliento y luego le acerqué mi lengua a esa abertura deslizando mi músculo oral por las paredes de sus nalgas. Le di un beso al tatuaje de su gatita y luego me lancé a chuparle ese precioso culo. –¡Oh dios… se nota que sabes lo que una mujer desea! – Yo le pregunté: –¿Deseabas que te chupara el culo? – Y ella contestó: -Cuando me chupaste las tetas supe que tenías una lengua picara y muy juguetona. – Y Alisa solo soltaba gemidos de placer mientras le paseaba mi lengua de arriba hacia debajo de sus nalgas sin llegar a su conchita que se miraba húmeda.
    
    Como dije, el tapón anal de unos ocho o diez centímetros tenía una buena circunferencia en la punta que se asimilaba a la punta de mi verga en su grosor. Lo que no sabía era que funcionaba también como vibrador, pero ella me pidió que no lo pusiera a vibrar cuando después de una buena chupada a su culo, estábamos en ese proceso de invasión. Con mi saliva y el aceite poco a poco su esfínter cedió y ella me pidió que se lo sacara y se lo metiera cuidadosamente de nuevo. Esto lo debí haber repetido unas cinco o siete veces. Podía ver como le quedaba ese culo abierto y mi verga se había endurecido y caía mi liquido preseminal en el piso de madera. Alisa luego se acostó en la cama sobre sus espaldas con sus piernas dobladas listas para que se las abriera. Podía ver el tapón anal de tono rosado clavado ...
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