1. Mis odiosas hijastras (14)


    Fecha: 28/03/2025, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... hablando con las chicas seriamente después de haberle metido el dedo en el culo a su hermana y de haber logrado que acabara en mi cara. Me había lavado en la pileta de cemento, pero todavía me sentía sucio.
    
    Mientras lo hacía, pensé que ya era hora de poner fin a todo ese ida y vuelta que se había armado entre nosotros. Basta de secretos detrás de otros secretos, que a su vez ocultaban más secretos. Por más que tuviera mucho cuidado de no revelar lo que había pasado con cada una de ellas, terminarían por enterarse, porque en algún momento abrirían la boca. Ahora la sinceridad me parecía lo más sensato. No sé si esta decisión la tomé porque convenientemente ya había gozado con ellas, pero mejor tarde que nunca.
    
    Ahora estaban las tres en la sala de estar. Valu se había cambiado de ropa, para mi alivio. Realmente era un peligro que anduviera por ahí con ese uniforme. No tardaría mucho tiempo en querer cogérmela de nuevo.
    
    —Quiero que sepan que ya me cansé —dije, con determinación—. Si Mariel las educó de esta manera tan inusual, yo no quiero formar parte de esto. Lo cierto es que, a pesar de que me vi enredado en esta locura contra mi voluntad, también me aproveché de la situación. Las tres saben perfectamente que tuve algo con ustedes.
    
    —¿Con las tres? —dijo Agostina, sorprendida.
    
    —Ahora sabemos quién lo visitó anoche —dijo Valu.
    
    —¡Cómo! —dijo Agos, exaltada—. ¿No habías sido vos?
    
    Luego de preguntarle eso a Valu, miró a Sami, quien estaba con cara de no haber ...
    ... roto un plato. No necesitó emitir una palabra para que la hermana mayor se enterara de esa verdad que por lo visto desconocía. Se le quedó mirando con la boca abierta, pero por lo visto ninguna de sus hermanas se molestaba jamás con Sami. Ahora Agostina simplemente estaba totalmente sorprendida, como yo lo estuve tantas veces. La verdad es que la entendía, porque si me ponía en su lugar, de seguro que llegaría a la misma conclusión: la única que era capaz de entrar al cuarto de su padrastro en plena madrugada para hacerle un pete era la putona de Valentina.
    
    —Ella lo hizo como un favor —expliqué yo, tratando de convencerme de que lo que estaba diciendo no sonaba delirante—. Sabía que ustedes querían hacerme quedar mal con su madre, así que hizo lo posible para que no cayera ante ustedes.
    
    En efecto, sonaba muy raro, porque esta vez no fue solo Valentina la que se rió, sino que Agos la secundó.
    
    —Esto ya llegó demasiado lejos —dijo la hermana mayor, haciéndose eco de lo que yo mismo pensaba desde hacía rato.
    
    —No te hagas la tonta —dijo Valu—. Vos también te lo hubieras cogido si se presentaba la oportunidad. ¿O acaso no me echaste en cara que te lo comiste en la cocina y que seguro que a la noche se iba a ir arrastrando a tu habitación?
    
    —Te dije eso, pero no te dije que me lo iba a coger —contestó Agos, levantando la voz.
    
    —¿Y qué iban a hacer? ¿Jugar a las figuritas? —preguntó Valu, con ironía.
    
    —¿Y vos por qué te lo cogiste? —preguntó Agos—. ¿Tan desesperada ...