Mis odiosas hijastras (14)
Fecha: 28/03/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... necio de negar que los sentimientos de la rubiecita estarían dañados.
Me armé de valor, y me dirigí a la sala de estar. Parecía ser que los cuatro, siempre que estuviéramos juntos, estábamos condenados a andar entre sombras. Cuando salí de la cocina vi que Valu recién ahora subía las escaleras. No pude dejar de admirar la falda tableada que bailaba mientras la chica daba pasos veloces, una falda que a cada rato parecía estar a punto de dejar expuesto el espectacular trasero de mi hijastra.
Agostina y Samanta estaban sentadas, una al lado de la otra. Me llamó la atención que la mano de la más pequeña estuviera encima de la de la mayor, como si fuera Sami la que estaba consolando a Agos.
Tenía que pensar bien en lo que iba a decir. Se suponía que los besos que me había dado con Agos habían quedado entre nosotros. Y ni hablar de la mamada que me había practicado la menor de mis hijastras. Me senté frente a ellas. Hice todo lo posible por mostrarme serio, pero no suplicante.
—Chicas, quiero pedirles disculpas por la situación desagradable que se vieron obligadas a presenciar —dije—. No tengo excusas. Ustedes saben que este fin de semana fue de locos…
—Pero no te pareció una “situación desagradable” cuando le estabas besando el culo a Valentina —dijo Agos con frialdad, confirmándome la sospecha que había tenido antes. En efecto, ella me había visto en ese preciso momento, cuando yo degustaba el delicioso ojete de su hermana.
—Sí, es cierto —admití—. Lo que quiero ...
... decir es que quizás haya sido desagradable para ustedes.
—No fue desagradable. Solo fue raro —opinó Sami—. Pero bueno. Eso es en parte nuestra culpa. Nosotras te metimos en esto.
No podía creer lo que estaba escuchando. Ciertamente lo que decía era correcto, pero viniendo de ella no dejaba de llamarme la atención. ¿Acaso no me había dicho que me amaba? Si yo encontraba a la mujer que amaba en algo parecido, me partiría el corazón, independientemente de si yo tenía algo con esa hipotética mujer o no. Traté de ver si detrás de sus palabras escondía algo de rencor, pero no pude ver más que una leve decepción. Quizás la manera de querer de Sami era muy diferente a las que yo conocía. Esa era la única explicación que encontraba.
—Valu nunca sabe cuándo detenerse —comentó Agos—. Habíamos acordado que ya te dejaríamos de molestar con esas cosas. Pero se ve que estaba ensañada con acostarse con la pareja de mamá, para devolverle el golpe.
Claro, era eso, pensé para mí, con cierta melancolía. Todo se reduce a Mariel. La idea de que una chica como Valu se sintiera atraída hacia mí, no era más que un sueño. Un sueño que solo podía hacerse realidad en un contexto tan irreal como en el que estábamos viviendo ese fin de semana eterno.
—Perdón. Si me esperan un rato, enseguida vuelvo —dije.
Fui a la habitación principal, esa que compartía con Mariel. Me lavé el cuerpo y luego me cepillé los dientes. Finalmente me cambié de ropa, incluyendo la ropa interior. No podía estar ...