Mujer joven algo perdida
Fecha: 12/04/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: MirassoMauricio, Fuente: CuentoRelatos
... sus costillas, y otra vez nada. Me acerco más para apretarle con cuidado los genitales usando mi mano izquierda. —¡Perro! ¡Perro, levantate! ¡Levantate, perro! Levantate y devolveme la bombacha violeta que tenés puesta.
—¡Ay piba, no me jodás ahora!
—¿A dónde me tiraste el corpiño?
—Ay, ¿qué se yo?
—Tenés que saber, mirá que yo tengo que ir a trabajar hoy con eso.
—Andá en bolas, o no vayás.
Me levanto de nuevo para darle una ligera patada en las posaderas. —¡Dale! Te tenés que ir.
—Na, me quedo acá un rato más.
—¡No, dale! —Vuelvo a patearlo en las posaderas—. Tu novio te mandó mensajes por el celular.
—Ya no es mi novio, estamos peleados, ¿y cuándo fue que yo te dije que estoy con otro hombre?
—Parecía arrepentido con lo que escribió.
—No le hagás caso, hoy está así y mañana está asá. Pero, ¡¿qué hacés leyendo mis cosas?! —Se levanta parcialmente del colchón.
Me cruzo de brazos y piernas. —¿Qué hacés vos todavía en mi apartamento?
—Ya me voy. Dejame que me tome una ducha nomás. ¿No te querés bañar conmigo? Así te sacás lo que te dibujé.
—Te creí más maduro al principio.
—Y yo antes te creía más amable, y más limpia también. Pero eso no quiere decir, que no haya sido un verdadero gusto conocerte.
Me quedo un rato mirándolo y luego niego con la ...
... cabeza. —No, no me conocés todavía; y es lo mejor para vos y para todos, que nadie llegue a conocerme de verdad, o en profundidad.
—Tengo cosas mucho mejores que ofrecerte, además de mi cuerpo.
—Ah, ¿sí? Yo no; y ahí está, la enorme diferencia entre vos y yo.
Se levanta para devolverme las bragas y me pregunta: —¿Quién es Alonzo? ¿O quién es Lautaro? ¿Son la misma persona?
—¡¿Qué?!
—Te escuché decir esos nombres durante la madrugada. No dejabas de moverte la pelvis contra la almohada. Casi no me dejaste dormir. ¡¿Por qué no le preguntás, a ese Alonzo o a ese Lautaro, si alguno de ellos quiere hacer un trío con nosotros un día?!
—¡Basta, basta, basta! ¡No te quiero escuchar! ¡Metete en la bañera, rápido! —Exclamo nerviosa y avergonzada mientras lo empujo en dirección al baño.
—Ya, ¡¿cómo dijiste que te apodabas, vos?!
—Soy Daria. ¡Daria Sabina Polina!
—¡Andá! ¡Esos nombres que te ponés!
Mi adultez mal llevada y gestionada me resuelve, otra vez, a dejar el monoambiente y mis dilemas burgueses para ver si logro respirar mejor. Cierro la puerta con llave en un alivio inmenso por dejar atrás todo el desastre del que soy en gran parte responsable. “Después lo arreglo”, pienso, sabiendo que no voy a lavar ni un solo utensilio hasta que la cosa se ponga peor. Muchísimo peor.