Los cinco sentidos (sexto capítulo)
Fecha: 13/05/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: dulceymorboso, Fuente: CuentoRelatos
... deseo de todo hombre. Cualquier hombre que se cruzaba por la calle giraba la cara por su bello rostro pero enseguida las miradas iban a su culo. Aquellas nalgas redondas y firmes eran deseadas por todo el mundo y por momentos odiaba a su Andrés por no saber disfrutar de su cuerpo, un cuerpo que la mayoría daría lo que fuera por tenerlo.
Tania se puso contenta al recibir la contestación de su amiga y saber que podrían quedar para comer. Tenía una hora para ella sola. Sintió nervios cuando estaba llegando a la cafetería, también algo de vergüenza.
Lo vio allí sentado, en la misma mesa que el día anterior, con su periódico en la mano. Al verla movió la cabeza a modo de saludó pero ella no fue capaz de devolver el saludo. La mesa donde ella se había sentado la mañana anterior estaba libre y se sentó en ella, en la misma silla, la misma posición. Pidió un café con leche y como un ritual cruzó sus piernas. Y sintió aquella mirada de nuevo en ellas y de nuevo se puso las gafas de sol pues deseaba ver el rostro de ese hombre mientras la miraba.
Tania se fijó que era un hombre elegante, calculó que tendría la edad de Braulio. Acaso los señores mayores tienen fijación por mi cuerpo? Pensó con cierta vergüenza. Es que los chicos jóvenes no saben mirar? Muchos chicos la miraban por la calle pero nunca habían provocado en ella lo que su vecino y ahora este señor, Carlos, recordó que su nombre era Carlos, le provocaban con unas miradas. Y es que esos señores conseguían ...
... excitarla con esas miradas. Tania sentía que esta vez la mirada era mas descarada, sin disimulos. Pensó que era normal que así fuera, en el momento que llegó a esa terraza los dos sabían a lo que habían ido. Uno a mirar y ella a enseñar. Había aceptado aquel juego, un juego excitante, morboso que hacía sentir como su vagina se mojaba.
Descruzó las piernas. Su vestido se había subido y le estaba mostrando sus muslos desnudos. Esta vez lo miró directamente aunque a través de sus gafas de sol. Quería ver la cara de ese señor cuando abriera sus piernas, cuando ese desconocido viera que se había puesto unas bragas blancas para él, para que disfrutara de mirarle las bragas a una joven casada desconocida. Pies juntos, rodillas separándose para aquel desconocido. El rostro de aquel hombre era imposible describirlo, era una cara de deseo, de placer, se mordía el labio. Estaba viéndole las bragas, bragas blancas como él le había pedido. Recordó que transparentaban y estaba segura que estaba mirando su coño. Éste escurría flujos y tuvo que morderse el labio también ella cuando se fijó en el gran bulto que ese hombre mostraba bajo su pantalón del traje. Tania se sentía en una nube, aquella excitación era dueña de su cuerpo. Necesitaba masturbarse o se volvería loca. Vio como ese señor se levantaba de su silla, se levantaría para ir al baño a masturbarse? Se puso nerviosa cuando se acercó a su mesa.
- Hola, puedo? – por el gesto de su mano supo que le estaba pidiendo permiso para ...