Marisol y el Sureño
Fecha: 18/07/2025,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Patita Putita, Fuente: CuentoRelatos
... los chones abriendo las piernas para que la cachondeara ya sin importarle donde estaban, o como estaba, el Sureño le metía los dedos por la raja sintiéndola muy mojada y excitadísima. “Hueles delicioso, le dijo, dulce y muy sabroso”
Ya sabía, por la vez anterior, que ella no tenía problema para bajarse por los chescos, ni a tenerlos en la boca y tragárselos, eso lo dejaba muy contento y alegre, le gustaba mucho verla con la porra en la boquita.
Nuevamente se bajó por las cocas, con la diferencia de que ya no le metió el palo hasta el fondo, solo la cabeza, pajueleándose con una mano y moviéndole la bolita con la otra, o acariciando el chiquito. Cuando se vinieron los dos, con claros espasmos, se encontró la boquita llena de leche, la dejó unos momentos para goce de su sonriente amante que la admiraba feliz, para en seguida tragársela tranquilamente sonriendo contenta. Quería darle gusto a su nuevo picador.
¡Eres única! Le decía… eres especial. Ella no le creía, se veía como todas. No sabía que era muy diferente de la mayoría
La situación se repitió de manera semejante algunos días después, siguiendo más o menos la misma rutina, lo que cambió fue que esta vez, fue ella quien lo pajueleó, no hubo problema, le sobraba tamaño al puñal, más que suficiente para hacerle una chaqueta con la manita para que le derramara bien la semilla. Había aprendido como era bueno…
Se insinuaba el invierno, quizás era noviembre, el evento hasta ese momento había sido muy ...
... emocionante, pero no estaba satisfecho, por lo que decidió que ya era tiempo de empujarle las tripas, decidió acelerar el remate deseado, tendría que ser la siguiente vez.
El Sureño sabía que no conseguía aguantarse, lo sabía y no era lo que quería, ya no le bastaban las mamadas, con esa idea, en las siguientes salidas todo fue diferente, de inicio solo lo chupó ligeramente, poco antes de llegar, solo una probadita. En cuanto se estacionaron, igual, sin titubeos, ella ya estaba con los calzones abajo, jugando los dos con sus sexos, la dedeó hasta hacerla venirse. A seguir, la acomodó en el asiento, se arrodilló, le puso las piernas en sus hombros y se la cogió, metiendo con alguna dificultad su instrumento, no todo, lo suficiente, en la muy mojada panocha.
Como anteriormente, no tardó mucho en venirse, fue rápido, muy rápido, no lo podía controlar, se vino muy abundantemente, y a seguir, simuló impasividad, cubriéndose para que ella no notara que le había aventado la lefa. No quería que se alarmara. Se cuidó de no demostrárselo, probablemente para que no tomara precauciones.
Y así fue… no tomó. Pero… comenzó a tener algunas dudas fugaces acerca de lo que estaba haciendo.
Cuando terminó y se salió, le vió la culebra ya marchita y confirmó que era así, que padecía de eyaculación precoz. ¡Ni modo! Se quedó algo insatisfecha, pero por lo menos, había completado una vez, y ya sabía cómo era haber tenido esa herramienta bien metida en su pepa. Y deseaba más.
Lo que no imaginaba ...