Ella y yo
Fecha: 06/08/2025,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Lo sé, porque la conozco. No la conozco tan bien como quisiera, pero la conozco y ella no es así.
Debo admitir que, en el sexo, prefiero y me inclino por las mujeres masoquistas. Me gusta dominar. Me gusta infligir dolor, humillación. Me prende y me excita, pero siempre y cuando la contraparte este de acuerdo y, sobre todo, lo disfrute. Si no es el caso, jamás osaría en intentar algo así… qué puedo decir, cada quien sus gustos y sus maneras.
A ella la amaba tal y como era. Con sus gustos y sus maneras. Y, reitero, ella no era así. ¿Estaría tratando de satisfacer mis gustos sádicos, aún a pesar de que ella no fuera masoquista? Si bien es cierto que todos tenemos un lado un tanto masoquista en nuestro interior, existen niveles. Hay quien los disfruta y hay a quien solo le gustan “caricias fuertes”. Hay personas, incluso que no les gusta para nada y encuentran el placer en la delicadeza. En cambio, a mi me gusta el otro extremo y mi hermosa mujer no es de aquellas mujeres. No me molesta, al contrario, yo feliz de descargar mis huevos su coño, su boca o su hermoso culo. Incluso el hecho de verla desnuda es más de lo que merezco. No quería lastimarla… La amo tanto y la idea de lacerar su bella y tersa piel, por más que me excite, me guste y me prenda, es inconcebible.
De pronto me estremecí: Valeria me amaba tanto y quería satisfacerme en mis gustos, aunque ella no los compartiera. ¿Tanto me amaba? Me enternecí casi al punto de las lágrimas. Debo, siempre y en todo ...
... momento, corresponder ese amor tan grande. Pero, ¿cómo decirle lo que pensaba sin que se ofendiera?
Sí, me gusta nalguearte y me encantaría hacerte mil cosas más, pero yo se que a ti no te gusta… se que lo haces por mí y lo soportas, pero, por favor, no me pidas que haga eso... no sonaría bien. ¿Cómo se lo podía expresar? Se podría canalizar con otras cosas. Quizá que fuera más descarada conmigo. Que me ofreciera su vulva o su culo desfachatadamente y me incitara a cogerla. Quizá que me dejara grabarla mientras lo hiciéramos. No lo sé. Siendo honesto, el hecho de que me dé un tratamiento oral basta y sobra. Incluso yo le quedo a deber…
No sé cuánto tiempo pasé meditando sobre estos aspectos, pero ella me sacó de mi ensimismamiento, pues comenzó a besarme de manera apasionada. Sentir su lengua dentro de mi boca y sentir su cuerpo, desnudo y caliente sobre el mío es un placer que espero siga en mi vida. Sus manos acarician mi cabeza rapada. Sus labios anhelantes me besan. Su lengua, tímida e inquieta, juguetea con la mía. Siento su aliento en mi boca y es delicioso, inunda mi ser. Sus pezones calientes, rozan mi pecho. Percibo su olor. Olor a mujer, a sexo, a amor puro.
Y no hay vacilación, no hay duda. Sé exactamente qué tengo que hacer. Me incorporo y le doy la vuelta. Acaricio su cara y mis dedos se enredan en su cabello. La acaricio por todo el cuerpo y abro con mis manos, sus muslos. Palpitante y rojo de deseo, su sexo me invita a entrar. Mis brazos se deslizan por su ...